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El amuleto bosnio de la suerte

Published by Buscador under on 12:08


Era muy temprano y el sol bañaba de luz las calles de Sarajevo. Aún no había comenzado oficialmente al día. Acabábamos de llegar a una ciudad fantasma: pocos se atrevían a deambular por sus calles. Estábamos cansados por el viaje en tren y pensamos que la mejor opción era tomarse un café caliente.

Nos sentamos en la terraza de un bar y bebimos en silencio. A esas horas no hay grandes conversaciones y es preferible ahorrar energía. Aunque nadie lo dijo, todos teníamos ganas de conocer este lugar azotado por la guerra y la sinrazón. Apuramos un último sorbo de café y comenzamos a andar sin rumbo fijo.

Las calles del centro de Sarajevo son estrechas y están flanqueadas por pequeñas casas bajas. Los comercios inauguraban un nuevo día sin demasiada prisa. Nos llamó la atención una vieja mezquita parapetada tras una férrea verja oxidada. Al parecer nadie visitaba ya ese templo. Enfrente, un viejo de ojos cristalinos nos miraba con interés. Se acercó a mí y cogiéndome del brazo me dijo -Lucky- . El anciano señalaba un hatajo de colgantes dispuestos en el suelo sobre un pañuelo rojo. Los collares se esparcían caprichosamente por el pañuelo simulando un ovillo de diminutas serpientes. Eran trozos rectangulares de cuero con un símbolo blanco en el centro. Me gustó. Sin preguntar el precio pedí al anciano que me diera dos colgantes de la suerte. Con paciencia, el anciano comenzó a deshacer el nudo que unía los amuletos.

Me puse un colgante y di el otro a Henar. El rectángulo de cuero era blando, como si tuviese algo por dentro, sin embargo era una pieza cerrada.

Pasaron un par de años y el colgante comenzó a agrietarse por un lateral. Un hueco permitía ver una diminuta pieza blanca en el interior. La curiosidad me pudo y abrí el cuero para ver qué era. Envuelto en plástico, parecía un pequeño libro con el mismo símbolo que aparecía dibujado en el cuero. ¡Menuda sorpresa! Era una hoja de papel cuadrada de unos 20 centímetros. En cada pliegue había escrito algo en árabe. Me recordó a las chuletillas de la universidad. Me quedé con la duda de saber qué era lo que decía.

El destino es un genial confidente. Mientras compraba en una tienda marroquí de Madrid, el dueño se fijó en el colgante de Henar y le preguntó algo en árabe. No le entendimos así que retomó la frase en castellano: Esto te va a dar suerte. Después de dos años y medio de intriga, aquel marroquí nos desveló qué era lo que teníamos alrededor del cuello: es un amuleto que suelen llevar los musulmanes. Antiguamente, cuando los viajes se realizaban a pie o en carro, los musulmanes tenían la costumbre de leer fragmentos del Corán para que Alá protegiese a los viajeros. Dentro de nuestro colgante estaban esos párrafos del Corán escritos con letra diminuta. Nuestro collar se revalorizó.

Desde entonces, aunque no soy creyente, siempre llevo ese colgante. Cada vez que viajo, lo primero que hago antes de hacer el equipaje es colgarme al cuello el amuleto protector. Puede que no sea útil pero mientras yo crea que lo es, todo lo demás carece de importancia.

DAVID NOGALES

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