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Aborígenes, el pueblo de astrónomos más antiguo del mundo

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AborigenesNumerosos astrofísicos han llegado a la conclusión de que la astronomía no tuvo sus orígenes en Grecia, sino en las poblaciones aborígenes australianas que, miles de años atrás, exploraban el cielo nocturno para explicar ciertos eventos celestiales. Los restos y los testimonios recogidos demuestran que los aborígenes usaban el cielo estrellado como mapa para vivir y orientarse en el outback.  
El pueblo Yolngu de Arnhem Land, en el Territorio del Norte de Australia, ha creado en el tiempo numerosas historias que explican las mareas, los eclipses, el amanecer y la puesta de sol y de la luna y las posiciones de las estrellas nacientes en configuración con los planetas en el arco de un año. En una de estas historias el sol, Walu, lo representa una mujer que, con el fuego, ilumina la mañana y desprende una luz ocre entre las nubes, creando el amanecer. Dirige después la antorcha hacia el cielo, creando la luz del día.
Al final de día, Walu deposita el fuego bajo la tierra, para llevárselo de nuevo la mañana siguiente.
‘Las historias aborígenes nos pueden ayudar a entender los antiguos eventos astronómicos’, afirma Duane Hamacher, doctor por la Universidad Macquarie de Sydney.
Hamacher estudia las historias aborígenes que hablan de cometas y meteoros, descritas a menudo como el ojo ardiente de una serpiente celestial que volaba hacia el cielo.
Una de estas cuenta acerca de ‘una estrella caída del cielo provocando peligro de incendio, destrucción y muerte’, a alrededor de 100 kilómetros de Alice Springs, en el Territorio del Norte.
Estos estudios han demostrado que los aborígenes han utilizado a lo largo de los siglos el cielo como calendario. ‘Las constelaciones han ayudado a los aborígenes a prever lo que sucedería en el mundo alrededor de ellos, a entender el cambio de estaciones y en la búsqueda de alimento’, explica Roslynn Haynes, profesor asociado a la Universidad del New South Wales y autor de diversos libros sobre astronomía.
En función de la posición de las estrellas en el desierto occidental, se sabía si era tiempo de ir a cazar emus o de recoger huevos. Hacia finales de abril, los pueblos de Groote Eylandt reconocían que la estación de las lluvias había terminado y que el viento seco iniciaría a soplar desde el sureste. La desaparición de una determinada constelación a finales de septiembre o principios de octubre significaba que había llegado el momento de comenzar la cosecha.  
Según Haynes el cielo nocturno ha sido además un elemento fundamental desde el punto de vista espiritual, para reforzar la cultura y la comunidad aborigen. ‘Las estrellas y las constelaciones venían identificadas con principios y valores morales sobre los que se basaba la comunidad. De este modo, cuando aparecían determinadas constelaciones, se contaban historias que llegarían a los más jóvenes’.  
El pueblo Yolngu di Arnhem Land, que todavía hoy lleva a cabo ceremonias para transmitir estos preciosos conocimientos, se da cuenta de que la astronomía aborigen no se integra fácilmente en el siglo XXI. Se presentan diversos retos para mantener viva la cultura, intentando no privar a los miembros más jóvenes de las tecnologías necesarias para vivir en la sociedad moderna.  
‘Es importante conservar estas historias y testimonios como prueba de un interés hacia los primeros astrónomos del mundo y como memoria de las eras pasadas. A menudo la gente no sabe apreciar la profundidad y la complejidad de las historias aborígenes’, concluye Haynes. 
Expreso. Redacción. Q.R

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