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Rituales 31 de octubre: dormitorio mágico Alejandra Pombo

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La alcoba es el lugar donde pasamos más horas de nuestra vida. El hecho de dormir y los sueños que se obtienen durante este tiempo han sido objeto tradicionalmente de numerosos ritos mágicos. Conoce algunas de estas prácticas y convierte tu habitación en un imán capaz de atraer salud, y amor, obtener mensajes oníricos o realizar efectivos conjuros de protección.


Un reportaje de Alejandra Pombo

Descansar, soñar, amar. El dormitorio es un lugar donde reponemos fuerzas, gozamos de intimidad con nuestra pareja, y soñamos, dormidos o despiertos, haciendo planes para nuestro futuro o reflexionando sobre la pasada jornada. Todo ello lo convierte en uno de los lugares más especiales de la casa. Y en las artes mágicas es tratado como un templo donde celebrar todo tipo de prácticas con fines diversos: conciliar el sueño, obtener mensajes oníricos premonitorios, recuperar la salud o conseguir tanto la pasión como la lealtad de esposas y maridos. Aquí hemos reunido algunos de los rituales que nos legaron griegos y romanos, la tradición celta o el folclore popular a lo largo de los años, a los cuales podrían sumarse algunas ideas aportadas por el arte chino del feng-shui. Con ellos convertirás tu alcoba en una zona de poder, un lugar mágico.

Proteger el espacio
Para que los rituales surtan efecto y puedas descansar mejor, el espacio del dormitorio mágico ha de estar despejado. No hay que tener demasiadas cosas colgadas en las paredes. Y libros, revistas o ropa han de estar guardados en cajones o al menos ordenados en estanterías. Lo ideal es conseguir una atmósfera que transmita paz y relajación. La pintura de las paredes y la iluminación han de ser por ello también suaves, preferentemente tonos pasteles o tierra. Y nunca oscuros, pues deprimen el ánimo.

- Colchón y sábanas: en la Antigüedad se daba mucha importancia al tipo de colchón y se otorgaba a los de pluma un poder protector contra la enfermedad. Esta práctica ha sobrevivido hoy en el uso de edredones de plumas. En la actualidad hay verdaderas oportunidades para encontrar el más adecuado para nuestro descanso, aunque siempre deberíamos recubrirlo con una funda de algodón para que nuestro cuerpo esté en contacto con un material natural durante el sueño. También deberíamos huir de las sábanas de fibras sintéticas, pues no permiten descargar del mismo modo al cuerpo la energía negativa acumulada durante el día.

- Alfombras, colchas y almohadas: antiguas tradiciones sostenían que dormir sobre una alfombra hecha a mano y decorada con motivos geométricos podía ayudar a tener sueños que revelaran el futuro. Y lo mismo se dice las colchas. De ellas se asegura que las hechas a mano atraen la buena fortuna, al igual que las que están decoradas con hierbas y flores. El día en que se estrenan los sueños que tengamos pueden hacerse realidad. Las cortinas deberían ser lisas para dar más tranquilidad.

- Dirección de la cama: el folclore popular atribuye virtudes específicas a la dirección en que dormimos. Con la cabeza señalando al Norte atrae fortuna, estabilidad material y refuerza nuestra salud, o nos ayuda a recuperarnos tras una enfermedad. Al Este despierta nuestros deseos de espiritualidad al tiempo que intensifica nuestras energías intelectuales o creativas. Al Oeste eleva nuestros poderes psíquicos y nos vuelve más carismáticos y atractivos (esta dirección está especialmente recomendada para quienes practican magia del sueño). Y por último, si la cabeza mira al Sur nos sentiremos más cansados y además podremos sufrir insomnio. En este último caso, si no es posible cambiar la dirección de la cama, el efecto se puede corregir colocando un pequeño espejo en la cabecera orientado hacia el Norte.

- Vigas en el techo: los expertos en feng-shui hacen mucho hincapié en que evitemos dormir bajo techos con vigas de madera visibles, pues estas apuntan hacia nosotros bloqueando nuestra energía. Si no podemos evitarlo, hay que colocar un pequeño espejo donde se reflejen las vigas para que la energía que estas lanzan se escape a través del reflejo. Se puede obtener el mismo efecto con dos cañas de bambú o dos flautas colgando de la misma viga.



Descansar profundamente

Conseguir conciliar el sueño no es fácil para algunas personas. Para conjurar este mal el folclore recomienda colocar una rama de pino junto a la cabecera de la cama, o poner bajo la almohada una bolsa con hojas de lechuga, o lapislázuli. También se pueden poner cuencos de sal bajo la cama. Asimismo, para obtener somnolencia se utilizan almohadas rellenas de flores relajantes, como malva, azahar, anís, tomillo o hierbaluisa.

Dado que durante la noche estamos indefensos es importante protegernos contra las energías negativas. Para ello es imprescindible no dormir con los pies mirando hacia una puerta o una ventana. Y si no podemos evitarlo habrá que poner un mueble entre estos focos de corriente y nosotros, o un espejo pequeño situado estratégicamente de modo que refleje la energía que entra por la puerta.

Otro ritual de protección, sobre todo cuando nos vamos de casa y la cama estará vacía durante un tiempo, consiste en poner bajo ella una escoba, así nos aseguraremos de que en nuestra ausencia no se han aposentado en la alcoba energías negativas. También se pueden echar unos cojines sobre la colcha. Y si deseamos alejar las pesadillas entonces habrá que ubicar bajo la cama una piedra agujereada, algo de plata o un saquito con verbena. Para preservar la salud serán de utilidad, también bajo la cama: una cebolla roja contra los constipados, una herradura vieja para el dolor de muelas y un tapón de corcho o una piedra imán para combatir las molestias de espalda. Por último, para no sentirnos fatigados al despertar hay que evitar que nuestro cuerpo se refleje durante la noche en un espejo. Si ya lo tenemos y no podemos cambiarlo de sitio, conviene taparlo con una tela durante la noche.



Descansar profundamente

Conseguir conciliar el sueño no es fácil para algunas personas. Para conjurar este mal el folclore recomienda colocar una rama de pino junto a la cabecera de la cama, o poner bajo la almohada una bolsa con hojas de lechuga, o lapislázuli. También se pueden poner cuencos de sal bajo la cama. Asimismo, para obtener somnolencia se utilizan almohadas rellenas de flores relajantes, como malva, azahar, anís, tomillo o hierbaluisa.

Dado que durante la noche estamos indefensos es importante protegernos contra las energías negativas. Para ello es imprescindible no dormir con los pies mirando hacia una puerta o una ventana. Y si no podemos evitarlo habrá que poner un mueble entre estos focos de corriente y nosotros, o un espejo pequeño situado estratégicamente de modo que refleje la energía que entra por la puerta.

Otro ritual de protección, sobre todo cuando nos vamos de casa y la cama estará vacía durante un tiempo, consiste en poner bajo ella una escoba, así nos aseguraremos de que en nuestra ausencia no se han aposentado en la alcoba energías negativas. También se pueden echar unos cojines sobre la colcha. Y si deseamos alejar las pesadillas entonces habrá que ubicar bajo la cama una piedra agujereada, algo de plata o un saquito con verbena. Para preservar la salud serán de utilidad, también bajo la cama: una cebolla roja contra los constipados, una herradura vieja para el dolor de muelas y un tapón de corcho o una piedra imán para combatir las molestias de espalda. Por último, para no sentirnos fatigados al despertar hay que evitar que nuestro cuerpo se refleje durante la noche en un espejo. Si ya lo tenemos y no podemos cambiarlo de sitio, conviene taparlo con una tela durante la noche.

Soñar el futuro

Egipcios, griegos y romanos fueron especialistas en exprimir los mensajes que nuestro inconsciente envía durante la noche. El arte de interpretar los sueños no es algo nuevo. Y estas antiguas civilizaciones acuñaron diccionarios de símbolos que aún hoy se utilizan. Además eran muy dados a peregrinar a templos consagrados a dioses sanadores como el célebre Esculapio. Los visitantes dormían en ellos convencidos de que los dioses les enviarían en sus sueños mensajes sobre cómo sanar de sus enfermedades.

Todos soñamos durante la noche. Aunque no todos recordamos haberlo hecho. Los antiguos empleaban ciertos trucos para conseguirlo: beber suficiente hace que nos despertemos durante la noche y que sea más fácil retener las imágenes que nos ocupaban. En esos momentos los peregrinos de los antiguos templos escribían en unas tablillas de arcilla qué habían visto o al menos algunas palabras que les ayudaban a recordar más por la mañana. También tenían prescrito no abrir los ojos si se despertaban cuando el Sol había salido ya, pues la luz podía borrar las imágenes de la memoria. Hay que quedarse quieto hasta estar seguro de atrapar el sueño. Llevar un diario de sueños es otra práctica que aumenta nuestras posibilidades de recordarlos.

No todos los sueños predicen nuestro futuro, pese a que la mayoría de ellos nos ponen en contacto con motivaciones inconscientes que condicionan nuestro comportamiento durante la jornada. Para estar seguros de obtener sueños premonitorios la tradición recomienda varias prácticas:

- Beber despacio una infusión de té de rosas mientras pensamos en la pregunta que deseamos resolver durante el sueño.

- Poner bajo la almohada un espejo pequeño envuelto en una hoja de papel en la que hayamos escrito la incógnita sobre nuestro futuro que deseamos desvelar.

- Otras prácticas que provocan sueños psíquicos son: dejar que la luz de la Luna entre por la ventana, llevar joyas de plata -metal asociado a nuestro satélite-, vestir un pijama totalmente blanco de seda o algodón, oler a sándalo y dormir sobre una almohada con hojas de artemisa o de laurel.




Descansar profundamente

Conseguir conciliar el sueño no es fácil para algunas personas. Para conjurar este mal el folclore recomienda colocar una rama de pino junto a la cabecera de la cama, o poner bajo la almohada una bolsa con hojas de lechuga, o lapislázuli. También se pueden poner cuencos de sal bajo la cama. Asimismo, para obtener somnolencia se utilizan almohadas rellenas de flores relajantes, como malva, azahar, anís, tomillo o hierbaluisa.

Dado que durante la noche estamos indefensos es importante protegernos contra las energías negativas. Para ello es imprescindible no dormir con los pies mirando hacia una puerta o una ventana. Y si no podemos evitarlo habrá que poner un mueble entre estos focos de corriente y nosotros, o un espejo pequeño situado estratégicamente de modo que refleje la energía que entra por la puerta.

Otro ritual de protección, sobre todo cuando nos vamos de casa y la cama estará vacía durante un tiempo, consiste en poner bajo ella una escoba, así nos aseguraremos de que en nuestra ausencia no se han aposentado en la alcoba energías negativas. También se pueden echar unos cojines sobre la colcha. Y si deseamos alejar las pesadillas entonces habrá que ubicar bajo la cama una piedra agujereada, algo de plata o un saquito con verbena. Para preservar la salud serán de utilidad, también bajo la cama: una cebolla roja contra los constipados, una herradura vieja para el dolor de muelas y un tapón de corcho o una piedra imán para combatir las molestias de espalda. Por último, para no sentirnos fatigados al despertar hay que evitar que nuestro cuerpo se refleje durante la noche en un espejo. Si ya lo tenemos y no podemos cambiarlo de sitio, conviene taparlo con una tela durante la noche.

Soñar el futuro

Egipcios, griegos y romanos fueron especialistas en exprimir los mensajes que nuestro inconsciente envía durante la noche. El arte de interpretar los sueños no es algo nuevo. Y estas antiguas civilizaciones acuñaron diccionarios de símbolos que aún hoy se utilizan. Además eran muy dados a peregrinar a templos consagrados a dioses sanadores como el célebre Esculapio. Los visitantes dormían en ellos convencidos de que los dioses les enviarían en sus sueños mensajes sobre cómo sanar de sus enfermedades.

Todos soñamos durante la noche. Aunque no todos recordamos haberlo hecho. Los antiguos empleaban ciertos trucos para conseguirlo: beber suficiente hace que nos despertemos durante la noche y que sea más fácil retener las imágenes que nos ocupaban. En esos momentos los peregrinos de los antiguos templos escribían en unas tablillas de arcilla qué habían visto o al menos algunas palabras que les ayudaban a recordar más por la mañana. También tenían prescrito no abrir los ojos si se despertaban cuando el Sol había salido ya, pues la luz podía borrar las imágenes de la memoria. Hay que quedarse quieto hasta estar seguro de atrapar el sueño. Llevar un diario de sueños es otra práctica que aumenta nuestras posibilidades de recordarlos.

No todos los sueños predicen nuestro futuro, pese a que la mayoría de ellos nos ponen en contacto con motivaciones inconscientes que condicionan nuestro comportamiento durante la jornada. Para estar seguros de obtener sueños premonitorios la tradición recomienda varias prácticas:

- Beber despacio una infusión de té de rosas mientras pensamos en la pregunta que deseamos resolver durante el sueño.

- Poner bajo la almohada un espejo pequeño envuelto en una hoja de papel en la que hayamos escrito la incógnita sobre nuestro futuro que deseamos desvelar.

- Otras prácticas que provocan sueños psíquicos son: dejar que la luz de la Luna entre por la ventana, llevar joyas de plata -metal asociado a nuestro satélite-, vestir un pijama totalmente blanco de seda o algodón, oler a sándalo y dormir sobre una almohada con hojas de artemisa o de laurel.

Fechas mágicas

La víspera de Todos los Santos era considerada por los pueblos nórdicos como el comienzo del año nuevo. En esa noche del 31 de octubre, llamada Samhain por los celtas, se creía que la línea que separa el reino de los espíritus del mundo de los humanos se estrechaba y era posible por tanto obtener sueños premonitorios. Las jóvenes preguntaban a la almohada quiénes habrían de ser sus futuros maridos. Y para estar seguras de recordar sus sueños comían pescado azul, o algo muy salado para que la sed las despertara. También lavaban sus sábanas o colchas y las ponían a secar al atardecer para que se empaparan del aire mágico de esa noche y se convirtieran así en objetos de poder capaces de provocar sueños psíquicos.



Descansar profundamente

Conseguir conciliar el sueño no es fácil para algunas personas. Para conjurar este mal el folclore recomienda colocar una rama de pino junto a la cabecera de la cama, o poner bajo la almohada una bolsa con hojas de lechuga, o lapislázuli. También se pueden poner cuencos de sal bajo la cama. Asimismo, para obtener somnolencia se utilizan almohadas rellenas de flores relajantes, como malva, azahar, anís, tomillo o hierbaluisa.

Dado que durante la noche estamos indefensos es importante protegernos contra las energías negativas. Para ello es imprescindible no dormir con los pies mirando hacia una puerta o una ventana. Y si no podemos evitarlo habrá que poner un mueble entre estos focos de corriente y nosotros, o un espejo pequeño situado estratégicamente de modo que refleje la energía que entra por la puerta.

Otro ritual de protección, sobre todo cuando nos vamos de casa y la cama estará vacía durante un tiempo, consiste en poner bajo ella una escoba, así nos aseguraremos de que en nuestra ausencia no se han aposentado en la alcoba energías negativas. También se pueden echar unos cojines sobre la colcha. Y si deseamos alejar las pesadillas entonces habrá que ubicar bajo la cama una piedra agujereada, algo de plata o un saquito con verbena. Para preservar la salud serán de utilidad, también bajo la cama: una cebolla roja contra los constipados, una herradura vieja para el dolor de muelas y un tapón de corcho o una piedra imán para combatir las molestias de espalda. Por último, para no sentirnos fatigados al despertar hay que evitar que nuestro cuerpo se refleje durante la noche en un espejo. Si ya lo tenemos y no podemos cambiarlo de sitio, conviene taparlo con una tela durante la noche.

Soñar el futuro

Egipcios, griegos y romanos fueron especialistas en exprimir los mensajes que nuestro inconsciente envía durante la noche. El arte de interpretar los sueños no es algo nuevo. Y estas antiguas civilizaciones acuñaron diccionarios de símbolos que aún hoy se utilizan. Además eran muy dados a peregrinar a templos consagrados a dioses sanadores como el célebre Esculapio. Los visitantes dormían en ellos convencidos de que los dioses les enviarían en sus sueños mensajes sobre cómo sanar de sus enfermedades.

Todos soñamos durante la noche. Aunque no todos recordamos haberlo hecho. Los antiguos empleaban ciertos trucos para conseguirlo: beber suficiente hace que nos despertemos durante la noche y que sea más fácil retener las imágenes que nos ocupaban. En esos momentos los peregrinos de los antiguos templos escribían en unas tablillas de arcilla qué habían visto o al menos algunas palabras que les ayudaban a recordar más por la mañana. También tenían prescrito no abrir los ojos si se despertaban cuando el Sol había salido ya, pues la luz podía borrar las imágenes de la memoria. Hay que quedarse quieto hasta estar seguro de atrapar el sueño. Llevar un diario de sueños es otra práctica que aumenta nuestras posibilidades de recordarlos.

No todos los sueños predicen nuestro futuro, pese a que la mayoría de ellos nos ponen en contacto con motivaciones inconscientes que condicionan nuestro comportamiento durante la jornada. Para estar seguros de obtener sueños premonitorios la tradición recomienda varias prácticas:

- Beber despacio una infusión de té de rosas mientras pensamos en la pregunta que deseamos resolver durante el sueño.

- Poner bajo la almohada un espejo pequeño envuelto en una hoja de papel en la que hayamos escrito la incógnita sobre nuestro futuro que deseamos desvelar.

- Otras prácticas que provocan sueños psíquicos son: dejar que la luz de la Luna entre por la ventana, llevar joyas de plata -metal asociado a nuestro satélite-, vestir un pijama totalmente blanco de seda o algodón, oler a sándalo y dormir sobre una almohada con hojas de artemisa o de laurel.

Fechas mágicas

La víspera de Todos los Santos era considerada por los pueblos nórdicos como el comienzo del año nuevo. En esa noche del 31 de octubre, llamada Samhain por los celtas, se creía que la línea que separa el reino de los espíritus del mundo de los humanos se estrechaba y era posible por tanto obtener sueños premonitorios. Las jóvenes preguntaban a la almohada quiénes habrían de ser sus futuros maridos. Y para estar seguras de recordar sus sueños comían pescado azul, o algo muy salado para que la sed las despertara. También lavaban sus sábanas o colchas y las ponían a secar al atardecer para que se empaparan del aire mágico de esa noche y se convirtieran así en objetos de poder capaces de provocar sueños psíquicos.

Conjuros para el amor

Atraer una pareja a nuestras vidas requiere que dediquemos una atención especial al dormitorio y a los pensamientos que tenemos en él. Si cada mañana o noche nuestras primeras o últimas palabras son afirmaciones positivas sobre el amor feliz que nos aguarda es seguro que este pronto aparecerá en nuestras vidas. Por otro lado, según la técnica feng-shui, es crucial no dejar que las mascotas duerman con nosotros, pues la energía de nuestros animales de compañía sustituye en ese caso la necesidad que podamos tener de otra persona y bloquea su llegada. También hemos de poner algún símbolo de amor en la esquina de la derecha más alejada a la de la puerta de entrada: dos palomas, dos corazones o dos pingüinos –animales muy fieles– servirán como reclamo para atraer ese alma gemela que estamos esperando.

- Vibraciones sexuales: para conseguir que nuestras intenciones sexuales sean claras y que el encuentro con un posible amante que viene a visitarnos fructifique, convendrá quemar en el dormitorio incienso de pachuli antes de su llegada, pero no tanto como para que la atmósfera sea irrespirable. La vainilla puede tener el mismo efecto y no es tan evidente.

- Pasión encendida: una antigua tradición asegura que una rama de higuera bajo la cama prolonga la atracción entre los amantes. Si se desea algo más elaborado tomar dos velas rojas en las que se grabará con una aguja el nombre del amante en una, y en la otra el nuestro. Dejarlas que se quemen y con la cera que cae de ellas a medio derretir formar dos corazones y guardarlos en un saquito de color rojo en el que hayamos introducido previamente un puñadito de pétalos de rosa roja y de geranio rosa, así como albahaca.

- Fidelidad de la pareja: poner bajo el colchón, la almohada o en una caja en el dormitorio un sobre rojo en el que hayamos puesto dos pedacitos de tela en forma de corazón —a ser posible que hayan sido cortados de prendas ya usadas de nuestra pareja–. A ellos hemos de añadir veinticuatro pétalos de rosas rojas (seis por cada miembro de la pareja y uno por cada mes del año), dos hojas de laurel en las que hayamos escrito su nombre y el nuestro y dos piedras de granate. Hemos de renovar el amuleto cada año.

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