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El exorcista oficial de Vigo realiza tres ritos cada año

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La Diócesis de Tui-Vigo cuenta con un exorcista oficial, nombrado a instancias del Vaticano, que realiza su misión con discreción. Ignacio Domínguez emplea el Rito Romano unas tres veces al año, aunque cree que en el 80% de los casos son enfermos mentales.

Una película que acaba de ser estrenada esta semana, “El Rito”, asegura que el Vaticano ordenó hace unos años que cada diócesis designe un exorcista oficial, aunque esta decisión se habría realizado de forma discreta y no trascendió. En el film, supuestamente basado en hechos reales, se cuenta cómo unos sacerdotes practican el denominado Rito Romano, la liturgia sobre exorcismos, a una joven poseída. ¿Hay algo de cierto? Sí, aseguran en la Diócesis de Tui-Vigo, donde con muchas dificultades y tras varios desmentidos, finalmente se confirma la existencia de un exorcista oficialmente designado para la misión, quien ejerce tan singular oficio a resultas de una orden emanada desde el Vaticano siendo Papa Juan Pablo II. En Vigo hay un sacerdote que trata con el diablo, Ignacio Domínguez. Y no sólo eso: realiza una media de tres exorcismos al año, incluso a veces más. Así de claro.
El padre Guillermo Juan Morado, canónigo de la catedral de Tui y pese a su juventud voz autorizada en teología como director del Instituto San José, trata el asunto con la seriedad y rigor que merece, reconociendo que se trata de un campo abonado para el sensacionalismo. Pero para la Iglesia las cosas están muy claras: existe el Diablo como encarnación real del mal y hay posesiones. “El ritual por supuesto existe, en la diócesis hay un exorcista oficial, designado hace unos años, que ejerce ese ministerio con absoluta discreción”, señala el canónigo.
Según explica, el Rito Romano no consiste en más que una oración, “un libro de oraciones para librar a una persona que pueda tener algún tipo de influencia del demonio. Los casos de posesión son extraños, muy raros. Puede haber una cierta influencia, o también puede deberse a cualquier trastorno, por eso es conveniente primero consultar a un médico. No me consta ninguna posesión en la Diócesis, pero no se excluye”, sentencia. La doctrina considera que para que haya un caso de posesión tienen que manifestarse ciertos signos exteriores. Los más notables son el odio a todo símbolo religioso, el titanismo -como fuerza desproporcionada- y otros que el exorcista debe evaluar, como la posibilidad de hablar lenguas que no podría conocer. “Lo peligroso en este campo son las prácticas de tipo ocultista, magia negra y otras que crean ambiente de cierto peligro”, señala Guillermo Juan, quien indica que en este como en cualquier otro asunto de vida espiritual, la Iglesia tiene un camino marcado: dirigirse al párroco, que realiza una primera impresión. Si lo ve conveniente, puede enviar el caso al obispo, que a su vez habla con el exorcista.

Además de ocuparse de la catedral y el instituto teológico, Guillermo Juan ocupa la plaza de penitenciario de la diócesis, que tiene entre sus misiones ocuparse de pecados especiales. 'Hay un cabildo de canónigos, y uno de ellos es el que el atiende las confesiones, el penitenciario. Algunos pecados reservados sólo puede absolverlos el penitenciario, que tiene la autoridad. Un caso sería el delito de aborto según el Derecho Canónico', aclara.

JOSE TEO ANDRÉS - vigo

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