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El amor puede más que el sexo Helen Fisher

Published by Buscador under on 11:22

Helen Fisher define cuatro formas de ser y de enamorarse

La antropóloga desentraña los misterios de este «poderoso» sentimiento romántico, que desata sensaciones similares a la adicción
La antropóloga Helen Fisher es una enamorada del amor: desde hace años intenta desentrañar sus misterios. Y tiene motivos: «El amor romántico es el sistema cerebral más poderoso jamás creado, más que el impulso sexual», sentenció ayer en el congreso que reúne a las mentes brillantes en Málaga. De hecho -argumentó-, las personas cometen crímenes y se quitan la vida cuando el amor romántico es rechazado, pero no se suicidan si les niegan una relación sexual.

Fisher ha estudiado las reacciones físicas del sentimiento, alojado en el área ventral tegmental del cerebro: la misma zona relacionada con las adicciones. Por eso, el enamoramiento provoca euforia, energía y motivación. «Parecido a la sensación de consumir cocaína», apuntó. Y por la misma razón, cuando no es correspondido «las personas pueden convertirse en una amenaza». Sienten efectos similares «a los que genera el dejar de fumar». Además, el enamorado no querido llega a sufrir, incluso, dolor físico.
¿Existe la química del amor?
Pero, ¿estamos biológicamente predispuestos a amar a una persona u otra? ¿Puede haber realmente química? Diez años ha dedicado Fisher a encontrar una respuesta a estas preguntas. Ayer, la dio en el congreso: sí. Según sus conclusiones, el predominio de sustancias como la dopamina, la serotonina, la testosterona y los estrógenos determina la forma en que se comporta y piensa el ser humano y, al mismo tiempo, a quién ama. Cuatro son los estilos de personas que define Fisher tras haber analizado ocho millones de encuestas realizadas entre los usuarios de una web de contactos.
Así por ejemplo, el presidente de los EE UU, Barack Obama, se ajusta al patrón de los «exploradores». A ellos les mueve la novedad y el riesgo, son energéticos, optimistas, creativos y abiertos de mente. Por contra, «no suelen reflexionar sobre sí mismos», son caóticos, impredecibles y algo maniáticos. En ellos manda la dopamina y la norepinefrina. El ex secretario de Estado de EE UU Colin Powell y -por regla general- los contables responden al perfil del «constructor». Acatan las normas, son precavidos, contenidos emocionalmente, estructurados y ordenados; pero tienen una mente cerrada y rígida, son cabezotas y controladores. En su comportamiento prima la serotonina. Ambos tienden a enamorarse de sus iguales.
No ocurre igual con los otros dos modelos, que buscan a sus contrarios. Para la antropóloga el ejemplo más claro es el de Hillary y Bill Clinton: ella es «directora» (vinculado a la testosterona) y él, «negociador» (asociado a los estrógenos). Los directores son analíticos, autodisciplinados, decisivos, valientes, «van al grano». En la parte negativa, son menos empáticos, «les cuesta entender las necesidades de los demás». El negociador, en cambio, es imaginativo, «se preocupa por quién es él y por los demás» y goza de buenas habilidades sociales y lingüísticas. Pero son indecisos, hipersensibles, inocentes, crédulos y «demasiado complacientes». Por eso, «en la boda de la hija de Bill Clinton, no lloró Hillary sino él».

REGINA SOTORRÍO | MÁLAGA.

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