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Los sueños premonitorios

Published by Buscador under on 12:09

En ocasiones es difícil aceptar ciertas experiencias paranormales, que más de una persona asegura haber vivido. El mundo de lo extra sensorial es muy extenso y en estos momentos está siendo motivo de estudio por medio de la ciencia oficial. En el antiguo Egipto, el faraón tenía en su corte, gente que le asesoraba para tener un gobierno largo y fructífero. Y hace 5 mil años, Egipto era una potencia tanto bélica como cultural. Durante su gobierno en Alemania, Adolfo Hitler no se quedó atrás.
Se rodeó de astrólogos de prestigiado renombre. Erik Hanussen, fue un astrólogo protegido por el mismo Fürher y éste, no daba paso sin consultárselo al adivino, quien cuando lo conoció, le profetizó que llegaría a tener el control absoluto de Alemania. Y no sólo Hitler fue creyente de la magia. Casi todos los de su gabinete, además de creer, fueron practicantes de esa ciencia, como fue el caso de Himmler, líder del S. S. Alemán. El resultado de esto es de todos conocido: la Alemania nazi estuvo a punto de ganar la Segunda Guerra Mundial. Esto es lo que sucede en las grandes potencias y seguirá sucediendo. Ronald Reagan, presidente de los Estados Unidos de América (1981-1989), no se quedó atrás al verse rodeado de astrólogos y gozar de los servicios de la vidente, considerada la lectora más grande del siglo XX de la bola de cristal, Jane Dixon. Cada quien tiene sus propias creencias, además de gozar de sus vivencias personales. El mundo de los sueños dejó de ser un tabú para la ciencia, al comenzar a ser investigado por el padre del psicoanálisis Sigmund Freud. Gracias a él, hoy se sabe que el mundo onírico, encierra una gama de respuestas que ayudan, a solucionar todos los problemas que se manifiestan en nuestro mundo físico.

- Los sueños premonitorios

Avisan de eventos que están por cumplirse en la vida de mucha gente. Hay quienes los toman a la ligera, y cuando se encuentran dentro de la problemática, recuerdan que fueron avisados por un sueño. Josiah Wilbarger fue un docente que vivió en La Grange, Texas, en 1938. Ese mismo año, cuando en compañía de un amigo, estaba de visita en Reuben Hornsby, vivió la experiencia más aterradora de su vida. El maestro pensaba cambiarse a vivir cerca de Hornsby, motivo por el cual hizo ese viaje, para ver primero la tierra y escoger el terreno donde viviría. Una mañana, en compañía de cuatro jinetes, salieron a explorar los alrededores. Habían galopado unas cuantas millas cuando entre los arbustos, vieron a un indio solitario, quien les observaba montado en su corcel. Como el indio no respondió al saludo amistoso de los blancos, estos emprendieron una persecución, pero nunca iban a capturar a un conocedor del terreno, como si se tratase de la palma de su mano. Los jinetes regresaron a un pequeño riachuelo. Desensillaron los caballos, llenaron de agua fresca sus cantimploras y se echaron al suelo, para echarse una siesta y reponerse del inmenso calor. Grave error después de haber perseguido a un indio, porque de pronto, entre los matorrales, surgieron un gran número de indios, quienes sin darles tiempo a defenderse, entre sus gritos de guerra, asesinaron a dos jinetes que ni siquiera alcanzaron a levantarse del pasto. Los otros dos jinetes lograron a disparar sus rifles un par de veces escondiéndose entre los matorrales. Y Wilbarger fue herido por dos flechas logrando unirse a sus compañeros, quienes lo vieron caer por un disparo de rifle, que le atravesó la garganta. Dando por muerto al docente, los dos jinetes huyeron. Los indios, mutilaron los cadáveres y robaron sus pertenencias. Cuando llegaron a Wilbarger, lo despojaron de su ropa y le quitaron su cabellera, llevándola como trofeo. A pesar de esta brutalidad, el docente continuaba con vida. Cuando recobró el conocimiento había oscurecido. Estaba lleno de sangre y muy débil para sostenerse por si solo. Tiritaba de frío y alcanzó a arrastrarse buscando refugio entre la maleza. Wilbarger no estaba dispuesto a dejarse morir. Estaba a unas seis millas de Hornsby. Con gran esfuerzo alcanzó a arrastrarse un kilómetro y perdió el sentido. Entre sueños vio que se acercaba su hermana, quien vivía en Missouri y le decía: "Hermano Josiah, estás demasiado débil para poder caminar por ti solo. Quédate donde estás, y amigos vendrán a recogerte antes que el sol se ponga". Le pidió a su hermana que se quedara con él pero, ella movió negativamente la cabeza sonriendo tristemente y se dirigió hacia la casa de Hornsby. Los dos jinetes sobrevivientes de la masacre, llegaron al pueblo e informaron de la muerte del maestro y los otros dos acompañantes. Esa noche, la señora Hornsby tuvo un sueño muy real. Vio a Wilbarger entre los matorrales, en el suelo lodoso, cerca de los cedros, cubierto de sangre, desnudo y escalpado, pero vivo. Despertó creyendo que era el sueño producto de la noticia recibida. Volvió a dormirse y el sueño se repitió. Despertó a su esposo y desesperada le pidió, que mandara hombres a recoger a Josiah quien estaba vivo. Y no hubo poder humano que la hiciera desistir de esa obsesión. Tomando todas las previsiones del momento, un grupo de jinetes armados se dirigió de inmediato a la escena de la emboscada. Encontraron la huella de sangre que había dejado el maestro al arrastrarse, y lo encontraron recargado en un tronco de cedro. Más muerto que vivo, fue llevado a la orilla del río donde lo lavaron y curaron sus heridas. Lo envolvieron en cobertores para el largo trayecto que les esperaba. Wilbarger se recuperó y alcanzó a vivir once años más de vida. Hablaba poco de lo que había vivido y mencionaba que fue rescatado gracias al sueño que tuvo la señora Hornsby. Lo curioso del caso, fue la aparición que tuvo de su hermana, quien le decía que sería rescatado antes del amanecer. Sólo que la hermana había muerto en Missouri 24 horas antes de habérsele aparecido cuando él estaba moribundo.
Frank Barrios / Diario de Xalapa*Colaborador

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