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Realizan en la Tarahumara el ritual "sacrificio a Dios"

Published by Buscador under on 10:24

El Yúmare es sacrificio a Dios, para congraciarse con la máxima deidad y conseguir así, quizás, que la bondad de las fuerzas de la naturaleza concedan a la raza rarámuri lo mínimo indispensable para vivir. ¿Qué quiere el indígena para su familia? Sal, agua para las siembritas, y maicito para comer.


El Yúmare y el Tutuburi son fiestas, pero no en el sentido del puro gozo. Bailar seis, siete u ocho horas seguidas proporciona satisfacción personal, pero también es obligación del rarámuri para con Omáware, Dios Padre.

Por cuarta vez en tres años, desde que se instituyera en esta capital, los indígenas avecindados en la capital celebraron esta edición del Festival Gabriel Teporaca de las artes y las costumbres de la cultura original.

A esta celebración, que se hace en la colonia Granjas La Soledad y que organizan las autoridades indígenas acá en esta parte de las faldas del Cerro Grande, asisten tarahumaras de las colonias de alrededor: Vistas y Granjas del Cerro Grande, pero también de la colonia Dale, del Cerro de la Cruz, de la colonia Tarahumara y de otras de la mancha urbana.

La intención última del festival es que los indígenas de la ciudad no se olviden de sus raíces, y que las nuevas generaciones sigan en contacto con las costumbres y tradiciones de sus padres y sus abuelos.

SACRIFICIO RITUAL Y DANZAS
Este año, la jornada giró en torno al Yúmare. Es que lo principal es la ofrenda de una comida que ofrecen los indígenas a Omáware, Dios Padre en un altar en el que se colocan una o dos cruces, en torno a las cuales se realiza el Yúmare. La ofrenda se bendice al ser colocada en el altar en torno al cual danzan durante todo el día, hasta que, una vez hechos los honores, se sirve una porción a todos los asistentes. Puede ser carne de res, de chivo o de borrego (nunca de cerdo), y va sin sal y sin condimentos, porque el Yúmare es un sacrificio ritual para pedir a la divinidad que los tarahumaras —o rarámuris— tengan abundancia y no sufran escaseces.

Las danzas son dos, y se realizan simultáneamente: la primera es celebrada en torno a los cantores (maynates) y rezadores, ancianos que ofician y conducen las ceremonias al ritmo de sus sonajas que hacen con bules. Con cantos guturales van narrando y describiendo la vida de los animales del monte como los lobos, coyotes, mulas y zopilotes. La segunda danza, Los Matachines, aunque es también de origen religioso, tiene un carácter más mundano, menos informal.

A la par de los rarámuris, celebraron también los mestizos, que son sus hermanos de lucha en estas comunidades marginadas a las que organiza el Movimiento Antorchista en torno a sus demandas colectivas.

TEPORACA, EL CUAUHTÉMOC DE CHIHUAHUA

El festival lleva el nombre de Gabriel Teporaca, o Tepórame, quien es un héroe de la resistencia rarámuri y quien murió ahorcado en manos de los españoles.

En el año de 1652, Teporaca encabezó una rebelión masiva de los tarahumaras, que se alzaron en armas para terminar con la esclavitud y el despojo de tierras de que los habían hecho víctimas los invasores europeos. Derrotado y aprehendido como fue por los capitanes españoles, Gabriel Tepórame fue colgado del pino más alto de Tomochi el 4 de marzo de 1653, y su cadáver fue dejado ahí, para escarmiento de los de su raza.

Fue un Espartaco, un Cuauhtémoc de los rarámuris a quien se recuerda como un símbolo de la resistencia indígena contra la explotación, el hambre y la discriminación.

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