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Las doce cábalas latinas de las doce campanadas

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* ¡Les deseamos feliz año 2011! hemos hecho un recorrido por las tradiciones más típicas de estas fechas en latinoamérica, y usted ¿cómo recibirá el año?
* ¿Qué comer o qué llevar puesto para empezar el año con buen pie?



MARIA FERNANDA AMPUERO
31 de diciembre 2010
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Qué rápido se fue este año, ¿verdad? Parece que hace nada que terminaba 2009 y ya, en apenas unas horitas, entraremos en el año 2011. Casi con las campanadas encima queremos repasar las tradiciones para esta noche tan especial.

Seguramente usted tiene sus cábalas personales para que el año que arranca sea afortunado, pero nosotros le proponemos estos doce rituales recogidos de todos los rincones de Latinoamérica y le deseamos de todo corazón que 2011 traiga doce meses cargados de estabilidad, trabajo, salud, amor y, claro, si cae un dinerito tampoco vendría mal, ¿no?

Las lentejas

No se sabe exactamente desde hace cuántos años se vinculan a las sabrosas y nutritivas lentejas con la prosperidad y la abundancia económica (¿será por lo que rinden?), pero lo cierto es que en varios países de América Latina se piensa que comer este delicioso plato es garantía de un año en el que el dinero no va a faltar.

En ciertos países latinoamericanos se acostumbra a comer una cucharada sopera de lentejas (sin sal) antes de las 12 de la noche y en otros es tradición almorzarlas al día siguiente.

La ropa interior

Otro de los rituales más repetidos en todos nuestros países es el de usar ropa interior amarilla para atraer la buena fortuna en el año que empieza o roja para conseguir el éxito en el difícil terreno del amor y la pasión.

En ambos casos, las prendas deben ser recién compradas. Además, hay países en los que se suelen usar estas prendas al revés durante las horas previas a las 12:00 y ponerlas al derecho a las 12:01.

Plata en mano

Agarrar uno (o varios) billetes en la mano derecha bien apretados justo en el momento de dar las doce, contar dinero al ritmo de las campanadas, llevar el bolsillo lleno de monedas, regalarle a nuestros seres queridos un billete que no pueden gastar durante el año, meterse unos cuantos billetes en el zapato... son sólo algunas de las múltiples cábalas que tiene Latinoamérica relacionadas con el dinero para la última noche del año que se despide.

Lo que el fuego se llevó

Purificación, limpieza, destrucción y renacimiento. Desde tiempos inmemoriales al fuego se le atribuye el poder mágico de llevarse todo lo malo y dejar abonado el terreno para la felicidad. Es por eso que en muchos de nuestros países el fin de año transcurre alrededor de rituales relacionados con el fuego.

Mucha gente, por ejemplo, escribe en un papelito todo lo malo que vivió en el año (enfermedades, dificultades económicas, relaciones fracasadas) y todo aquello que quiere que mejore en los meses que se inician y lo quema, a las 12:00 horas en punto, en una llama viva.

De estreno

En casi todos nuestros países, el 31 de diciembre es una fecha en la que, pase lo que pase, hay que estrenar ropa. No sabemos si esta cábala la inventó alguna tienda de ropa o un centro comercial, pero lo cierto es que se vincula el éxito y la prosperidad del año con recibirlo vestidos con nuestras -nuevecitas- mejores galas. Además, hay gente que cree que usar ropa recién comprada asegurará que tengamos un guardarropa bien provisto de novedades durante los doce meses del año.

Oro atrae oro

Meter un anillo o alguna otra pieza de oro amarillo en la copa de champaña con la que brindaremos a las doce traerá bienestar económico al que no se olvide de cumplir con este viejo ritual. Eso sí, cuidado si se traga el anillo porque en lugar de recibir fortuna recibirá el año en la sala de urgencias.

Las doce uvas

Esta tradición, herencia colonial muy presente en Latinoamérica y, por supuesto, en España, se respeta en casi todos los países hispanohablantes. Comer las doce uvas al son de las últimas campanas del año y pedir un deseo por cada una que se come, da buena suerte... aunque a juzgar por el precio que alcanzan las uvas en estos días, parece que toda la suerte se la lleva el frutero.

Velitas para todo

Las azules atraen la paz, las amarillas llaman a la abundancia, las rojas invitan a la pasión, las verdes garantizan la salud, las blancas son sinónimo de claridad y pureza, las naranjas propician la inteligencia... Los colores de las velas tienen un significado muy particular en la Nochevieja y se deben prender justo a la medianoche. Ya sabe, puede encender más de una.

Limpieza profunda

Aunque no vaya a cenar en su casa, una de las cábalas más típicas y -¿por qué no decirlo?- útiles de fin de año es armar a toda la familia de escobas, paños y fregonas y dejarlo absolutamente todo reluciente, sin polvo y sin ningún tipo de suciedad para que el año entre también limpio y lleno de pureza en su casa.

Los que saben de esto recomiendan barrer el polvo hacia afuera (sacando las malas energías de su vida) y limpiar a fondo cortinas, alfombras, ropa de cama, muebles... Y claro, terminar regalándose una limpieza completa usted también.

El monigote

Quemar un muñeco de forma humana (preferiblemente un ‘viejo’ que representa el año que termina) es otra de las tradiciones que se repiten en varios países latinoamericanos en esta fecha.

En Ecuador, por ejemplo, la quema de ‘años viejos’ es una costumbre que sorprende a los extranjeros porque las familias se gastan miles de dólares en unos personajes cada vez más artísticos y rebuscados (lejanos a la estampa del ‘viejo’ hecho en casa). Poco antes de las doce de la noche, se rellena al monigote con diferentes pirotecnias (camaretas, silbadores, ratones) y se lo instala en la calle.

A la medianoche exacta se lo baña en gasolina y se le prende fuego. Se cree que con el muñeco que se quema también se van las cosas malas que aparecieron durante el año, por eso hay quien, desafiando a las llamas, patea con fuerza la cabeza de cartón. Otros valientes lo saltan.

También hay quien lanza a las llamas un papel donde ha escrito propósitos, deseos o cosas malas de las que quiere prescindir el año que empieza. Pero la mayoría simplemente lo ve quemarse abrazado a su familia, vecinos y amigos.

El sahumerio

Quemar un incienso y ahumar la casa para espantar a los malos espíritus y traer paz al hogar es otra de las cábalas que más se repiten en los hogares de nuestros países. La idea es que el incensario que llena de aroma y de humo “bueno” la casa es también una forma de purificarnos para recibir el año nuevo limpios por dentro y también por fuera.

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