San Cibrán espanta el "meigallo" montes de Tomeza
Published by Buscador under Amuletos , Esotérico , Espíritu , La mística , La Palabra , Predicciones , Vida , Vidente on 10:20
Decenas de fieles asistieron a la romería en los montes de Tomeza para rodear la capilla, bendecir los ramos y alejar el mal de ojo
Los vecinos de Tomeza y numerosos pontevedreses no faltaron ayer a la cita que cada lunes de Pascua tienen con San Cibrán, un santo milagreiro que promete ahuyentar a "meigas" y el mal del ojo con la realización de un sencillo ritual. Dar nueve vueltas a la ermita, lanzando una piedra por cada una de ellas. Son muchos los que bendicen los ramos para limpiar el hogar de embrujos en una tradición cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos. La romería campestre se completó con la tradicional comida en el monte y finalizó con una verbena.
CARLOS GARCÍA - PONTEVEDRA San Cibrán no es una festividad cualquiera en Pontevedra. Son muchos los que todavía recuerdan como la ciudad vivía el lunes de Pascua como una jornada casi festiva y se cerraban los comercios por la tarde para poder asistir a la tradicional romería en los montes de Tomeza.
Benjamín, miembro de la comisión de la fiestas de San Cibrán en Tomeza, explicaba ayer con cierta nostalgia que hace años eran muy numerosos los pontevedreses que subían a pie los montes de esta parroquia para llegar hasta la capilla y, tras espantar el "meigallo", disfrutaban allí de una comida campestre, en un ambiente festivo y animados por grupos de gaitas. Sin embargo, los tiempos han cambiado y la fiesta "se ha modernizado". Aunque todavía son muchos los que siguen disfrutando de una comida en el monte, la mayoría opta por el pulpo o el churrasco que se sirve en una carpa instalada al lado de la capilla. Luego, por la noche, la verbena a cargo de las orquestas Passarela y D´Tacón puso fin a la fiesta.
Lo que sigue sin cambiar son los ritos en torno al santo y a la capilla de San Cibrán, unas costumbres que se pierden en la noche de los tiempos y que, como indica Benjamín, tienen como objetivo "espantar el meigallo".
Durante toda la mañana los fieles acuden a las misas que se celebran al aire libre frente a la capilla y en presencia de la imagen del santo tan milagreiro. Benjamín, junto con el resto de miembros de la comisión, ofrece estampas del santo y los ramilletes de hierbas y flores de San Cibrán. Estos ramos son bendecidos durante la misa y posteriormente llevados a las casas de los vecinos. Allí los guardan y su función será proteger sus hogares de las "meigas" y las "bruxas" hasta el año que viene.
Benjamín explica que los ramos están hechos como manda la tradición, con olivo, laurel, romero, malvarrosa "y alguna otra cosa más". No obstante, también el paso del tiempo hace que la composición de los ramos se vea alterada ya que hay especies como la malvarrosa que cada vez es más difícil de encontrar en los montes de la zona.
Para que San Cibrán aleje el "mal de ojo" también se debe completar otro rito que es el de dar nueve vueltas rodeando la capilla. Al completar cada una de las vueltas, los romeros arrojan una piedrecita al tejado de la ermita.
Benjamín explica que las piedras han de ser "pequeñitas", no muy grandes puesto que es necesario no causar daños a un pequeño templo que está catalogado y protegido. Y es que algunos de los participantes recuerdan como antiguamente se lanzaban cantos de mayor tamaño que llegaron a causar algún daño a las tejas de la capilla.
Contar las nueve vueltas
Hoy en día, el lanzamiento de la piedra forma parte del ritual y se considera como fundamental para que el santo cumpla con su objetivo de acabar con el mal de ojo, tirándolas intentando que golpeen el tejado. Sin embargo, parece ser que esta costumbre surgió como una forma de contabilizar las vueltas que se daban alrededor de la capilla.
www.farodevigo.es/
0 comentarios :
Publicar un comentario