Todo en el universo tiene su correspondencia Pedro González Silva
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La estrecha relación entre los movimientos del universo y los procesos del ser humano nos dan la explicación del porqué funciona la astrología. Somos un todo integrado, todo guarda relación entre sí, lo que ocurre en el más infinito lugar del espacio nos afecta y nos concierne. Todo en el universo está relacionado e integrado, y por eso las cosas tienen correspondencias entre sí.
El Sol tiene una vibración similar a la del oro, la Luna se corresponde con la plata, Mercurio con el azogue, Venus con el cobre, Marte con el hierro, Júpiter con el estaño y Saturno con el plomo; de tal forma que los magos realizaban talismanes utilizando el metal que se correspondía con el planeta cuyas cualidades querían destacar; por ejemplo, si era un talismán de amor, se hacía de cobre, que es el metal de Venus.
Para quienes piensan que tales correspondencias son arbitrarias, veamos la sicronicidad numérica perfecta, entre los planetas y los metales que se le asignan:
Mercurio, por ejemplo, dista del Sol 14.300.000 leguas y el peso específico del metal mercurio (azogue), comparado con el del agua, es 14,3; el diámetro de Mercurio, comparado con el de la Tierra es 0,38 y el punto de congelación del azogue es 38.
La distancia del Sol a Marte es 28 millones de millas y el peso equivalente del hierro es 28; la masa del planeta es 0,109 y el calor específico del metal que se le asigna es 0,109; la distancia del Sol a Marte, reducida a kilómetros, es de 55 a 56 millones, y el peso atómico del hierro es de 55 a 56.
Venus tiene un diámetro de 3.135 leguas y el equivalente del cobre es 31,1; el diámetro aparente del planeta es 63'' y el peso atómico del cobre es 63. La densidad de Júpiter es 0,236 y el peso molecular del estaño 236; Saturno dista del Sol 207 radios como máximo y el plomo pesa 207.
También la Luna tiene relaciones numéricas con su respectivo metal; la intensidad de la gravedad en la superficie de la Luna es 1,08 y el peso atómico de la plata, 108. Como vemos, los magos no obraban a ciegas al hacer sus analogías, sino que lo lograban luego de profundos estudios.
Todo en este universo tiene su analogía, nuestra cadena genética, el ADN (ácido desoxirribonucleico) se encuentra constituida en forma de espiral, muy similar a la forma como está constituida la Vía Láctea.
El ser humano tiene 72 pulsaciones por minuto, mientras respira 18 veces (la cuarta parte de 72) en el mismo tiempo, es decir, que pulso y respiración están en una proporción de 1:4. Y un minuto se halla en la misma relación con respecto al tiempo de rotación diaria de la Tierra, es decir, la Tierra gira 360 grados en 1.440 minutos, por consiguiente un grado es igual a cuatro minutos, lo que significa que se mantiene la proporción 1:4, es decir, respiramos y nuestro corazón late al mismo ritmo de nuestro planeta.
Pedro González Silva
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