Amuleto Wiccano
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Las fases lunares son muy importantes para realizar hechizos y rituales. Por ello, vamos a intentar aprovechar la influencia de la Diosa Luna, fértil y bella, para realizarnos un amuleto.
De entre todas las flores, escogeremos tres margaritas blancas. Una leyenda cristiana explica que esta flor proviene de de las lágrimas de Santa María Magdalena, que al arrepentirse de su vida como prostituta, al derramarse sobre el suelo, se convirtieron en bellas margaritas. Además, ha sido fuente de inspiración para canciones, poemas e incluso para adivinar si alguien quiere a alguna persona. Al mismo tiempo tiene fines farmacéuticos.
Al cortar las flores, le pediremos permiso a la planta y las cortaremos delicadamente. Las flores son seres vivos como nosotros y merecen nuestro absoluto respeto.
Pues bien, la noche de luna llena, cortaremos tres margaritas (si las has comprado, separa tres del resto del ramo y pedirles permiso para usarlas para mejorar tu vida) y, a la luz de la luna, visualizaremos el deseo más importante que tengamos. Sólo podemos pedir un deseo que nos volverá multiplicado por tres.
Una vez segur@s de lo que queremos pedir para que nuestra existencia sea más completa, nos relajaremos. Nos sentaremos en nuestro jardín, patio, terraza o cerca de nuestra ventana y con la mano izquierda, la del corazón, sostendremos las margaritas. Con mucho cuidado, con todo lujo de detalles y mucha concentración, expresaremos nuestro deseo y cerrando los ojos notaremos la vibración de nuestras palabras, la de la Luna y la de la flor. En un momento determinado, surgirá un juego de flujo de energías y seremos Uno con el Universo. Para sentir esa magia tendremos que mantener una mente abierta a cualquier suceso que pueda acontecer mientras preparamos las flores o una vez que usemos el amuleto.
Respiraremos profundamente y permaneceremos tanto tiempo como queramos en nuestra visualización del deseo. Ofreceremos una flor a la Luna, otra a la Madre Tierra y la tercera será nuestro testigo. Dejaremos las otras dos encima de una superfície bañada por la luz de la luna llena y con la tercera margarita, expresaremos concisamente nuestro deseo. Una sola palabra. La repetiremos tantas veces como sintamos que lo debemos hacer.
Daremos gracias, seguiremos respirando profundamente y poco a poco, muy lentamente, nos retiraremos, dejando las tres flores descansar a la mágica luz lunar, muy lentamente, con la certeza de que nuestro deseo se va a cumplir.
A la mañana siguiente, acariciaremos los pétalos, dándole las gracias a la flor por su sacrificio y repitiendo, como un mantra, nuestro deseo.
Dejaremos que las flores se sequen a la luz del sol mientras nos hacemos con una pequeña bolsita de unos cuatro cms. x cuatro cms. La podés realizar en casa con un pedacito de tela de algodón blanca o colores pálidos (preferiblemente) o comprarla en una tienda
Una vez los pétalos estén secos, los recogeremos y los tendremos entre las manos, sin apretar (ya que entonces se nos romperían), dándoles todo nuestro amor y recordando nuestro deseo sin ego. El deseo debe ser real y no perjudicar a nadie pero, sin embargo, debemos asumir que si no se nos ha cumplido es porque no estábamos preparados para recibirlo.
Colocaremos los pétalos dentro de la bolsita, uno por uno, y el resto de la flor, lo enterraremos en la tierra, siempre en actitud de agradecimiento, en un tiesto o maceta.
Dentro de la bolsita, añadiremos siete granos de arroz, un poquito de azafrán, ruda, romero, un pedacito de canela en rama, pimienta negra en grano y perejil en polvo.
Escribiremos en un papel muy pequeño, con el color que nos guste más, nuestro nombre completo y nuestro deseo en una palabra. Doblaremos el papel en forma de acordeón y lo añadiremos a nuestra mezcla.
Cerraremos el saco con tres nudos mientras recordamos nuestra necesidad y la pronunciamos en voz alta. Meditaremos unos instantemos y diremos "Que así sea y así se cumpla".
En un extremos del saco, añadiremos un pequeño cascabel. Y ya tenemos nuestro amuleto. Lo llevaremos en el bolso, en el bolsillo o cerca del corazón y cada vez que suene el cascabel, sabremos que estamos en comunión con el Universo y que no existen fronteras para alcanzar nuestro sueño que, desde el momento que lo hemos pronunciado, ha empezado a realizarse. Obviamente, nos propondremos conseguirlo pensando en positivo y actuando. Como se dice vulgarmente, "a Dios rezando y con el mazo dando".
Una vez, pasado el tiempo y estando nuestro deseo ya cumplido, le explicaremos el ritual a otra persona que necesite ayuda y quemaremos, una noche de luna nueva, nuestro amuleto con esencia de rosas si somos mujeres y esencia de lavanda, si somos hombres.
Las cenizas las colocaremos bajo tierra.
www.amarresconsapos.com/
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