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El Armagedón, Nostradamus y las 7 profecías mayas

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Michel de Nostradamus, médico, astrólogo y adivino francés, escribió un libro con más de mil predicciones divididas en cien cuartetas y en diez centurias. Tuvo que escribir la obra en versos para protegerse de la persecución a que era sometido y en la misma intentaba adivinar el futuro de Francia y del mundo hasta el año 3797, en que supuestamente ocurriría el Apocalipsis.


Se cuenta que una de sus más famosas adivinanzas guarda relación con la destrucción de Occidente que causarían los pueblos mongólicos del Oriente, en el año 1999. La otra fue cuando predijo la muerte de Enrique II a causa de heridas que recibiría en una competencia montado a caballo. Muchas otras de sus profecías se cumplieron y algunas están por verse.

Por otro lado, tenemos las famosas Siete Profecías Mayas que también tienen su importancia para esta sociedad universal, actualmente salpicada por acontecimientos catastróficos que están creando una preocupación colectiva, como son las guerras, los terremoto, los huracanes, la violencia, la criminalidad, los cambios climáticos que provocan tantas calamidades, y otros.

Los mayas tenían buen control de las visiones de futuro, de nuestro presente y así lo hacen constar en las siete profecías que se basan en las conclusiones de sus estudios científicos y religiosos sobre el funcionamiento de universo. Decían en la primera profecía que el mundo de odio y materialismo terminará el sábado 22 de de diciembre del año 2012 y con ello el final del miedo, en virtud de que en este día la humanidad tendrá que escoger entre desparecer como especie pensante que amenaza con destruir el planeta o evolucionar hacia la integración armónica con todo el universo. Ese día el sol producirá una gigantesca llamarada radiante.

La Segunda señala que el comportamiento de la humanidad cambiaría rápidamente a partir de un eclipse solar que se produciría el 11 de agosto de 1999. Ciertamente, ese hecho se dio. La Tercera predice que una ola de calor aumentará la temperatura del planeta, produciendo cambios climatológicos, geológicos y sociales en una magnitud sin precedentes, y se dará por varios factores, uno de ellos generado por el hombre por su falta de armonía con la naturaleza.

La Cuarta pronostica que a consecuencia del aumento de la temperatura, se provocará un derretimiento en los polos, si el sol aumenta sus niveles de actividad por encima de lo normal. Esta profecía nos dice que todos los sistemas basados en el miedo se transformarán simultáneamente con el planeta y el hombre, para dar paso a una nueva realidad de armonía. El nuevo día galáctico (el apocalipsis) está anunciado por todas las religiones y cultos como una época de paz y armonía para todos los hombres.

La quinta profecía dice que todos los sistemas basados en el miedo sobre lo que se fundamenta nuestra civilización se transformarán simultáneamente con el planeta. Los sistemas fallarán para enfrentar al hombre consigo mismo y hacerle ver la necesidad de reorganizar la sociedad, y continuar en el camino de la evolución, que lo llevará a comprender la creación.

La Sexta comenta que en los próximos años aparecerá un cometa cuya trayectoria pondrá en peligro la existencia misma del hombre. Los mayas veían a los cometas como agentes de cambio que venían a poner en movimiento el equilibrio existente para que ciertas estructuras se transformen, permitiendo la evolución de la conciencia colectiva. Para ellos, Dios es la presencia de la vida que tiene todas las formas y su presencia es infinita.

Séptima: Esta profecía nos habla del momento que en el que el sistema solar, en su giro cíclico, sale de la noche para entrar en le amanecer de la galaxia; dice que los 13 años que van desde 1999 al 2012 la luz emitida desde la galaxia sincroniza a todos los seres vivos y les permite acceder voluntariamente a una transformación interna que produce nuevas realidades, que todos los seres humanos tienen la oportunidad de cambiar y romper sus limitaciones, recibiendo un nuevo sentido: la comunicación a través del pensamiento.

Por último, tenemos el caso del Armagedón que, al parecer, será el desenlace de esta anunciada tragedia. La palabra “Armagedón” viene de la raíz hebrea “Har-Magedone”, que significa “Monte Megido” y se han convertido en sinónimos de la futura batalla en la cual Dios intervendrá y destruirá los ejércitos del anticristo como está predicho en la profecía bíblica (Apocalipsis 16:16; 20:1-3, 7-10). Habrá millones de gente comprometida en la Batalla de Armagedón, porque todas las naciones se reunirán para luchar contra Cristo. Considerando que “Har” también significa colina, la localización más probable para ese enfrentamiento son las colinas que rodean el Valle del Megido, a unos 30 kilómetros al norte de Jerusalén. Más de doscientas batallas se han librado en esa región.

El valle de Armagedón se convirtió en al símbolo del conflicto final entre Dios y las fuerzas del mal. Según los estudiosos de la religión, esta palabra sólo se menciona en el libro Apocalipsis, capítulo 16, versículo 16, cuando expresa lo siguiente: “Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón”. Este paisaje bíblico comenta acerca de la reunión de todos los reyes que serán leales al anticristo, para el final asalto sobre Israel. Incluso se afirma que en ese escenario “Dios derramará el cáliz del vino del ardor de Su ira (Apocalipsis 16:19), y el anticristo y sus seguidores serán derrocados y vencidos”. Nostradamus también habla del anticristo.

En resumen, hay una extraña coincidencia en los señalamientos referentes al Armagedón, los Siete sellos del Apocalipsis y las Siete Profecías Mayas. Los tres concluyen en un mismo punto: los días finales de la humanidad acabarán en forma horrible. Mientras llega el momento de la verdad, los humanos continuamos inmersos en toda clase de maldad. Incrédulos, creyentes, buenos y malos, todos tenemos los días contados, de manera que no sintamos vergüenza y admitamos que el terror a la muerte está circulando por nuestras venas.

Por Manuel Vólquez
El autor es periodista

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