Un gurú al asalto del poder Swami Ramdev

Swami Ramdev es uno de los maestros de yoga más famosos del mundo y un improbable político.
El gurú, cuyo programa de televisión siguen cada día 20 millones de personas y que maneja un imperio económico de valor incalculable, anunció hace pocos días su deseo de extender ir más allá en su misión de “limpiar la mente y el cuerpo de todos los indios”. Ahora pretende sanear el panorama político de este país fundando su propio partido, llamado “Autorrespeto Indio”.


Su programa electoral incluye la instauración de la pena de muerte para todo el que sacrifique una vaca, el ingreso forzoso en psiquiátricos para los homosexuales, el boicot a todos los productos importados (especialmente los alimentos y por encima de todos la Coca-Cola y la comida rápida), investigar las cuentas de los magnates indios en Suiza y, cómo no, convertir a la India en un “país-yoga” que según él quedará libre del cáncer y el SIDA en poco tiempo. También promete mejorar la calidad de vida del pueblo y trabajo para todos, aunque en cierta ocasión despidió a 113 trabajadores de su empresa que pedían cobrar al menos el sueldo mínimo.

A primera vista se puede pensar que Swami Ramdev no es más que una celebridad más que quiere probar fortuna en las aguas políticas. Al fin y al cabo, muchos actores de cine han terminado convirtiéndose en importantes políticos. ¿Por qué no un gurú? Sin embargo, hay que admitir que sus negocios van viento en popa. Además de numerosos templos, quinientos hospitales, varias escuelas de yoga e incluso una empresa farmacéutica –a la que se acusó de emplear huesos humanos para elaborar medicamentos-, Swami Ramdev vende a través de Internet sus ungüentos para curarlo prácticamente todo. También afirma que gracias al yoga se recuperó de la parálisis parcial que le aquejaba de niño y que sus métodos de respiración “oxigenan mejor la sangre y la hacen más fuerte para combatir a cualquier enfermedad, incluyendo al cáncer y al SIDA”.

Sus controvertidas ideas le han proporcionado admiradores y detractores a partes iguales. Algunos grupos políticos pro-hindúes y conservadores alaban su nacionalismo a ultranza y que considere a la India como a un dios al que hay que servir por encima de todo. Por otro lado, afirmaciones tan discutibles como que la homosexualidad es “una enfermedad importada de occidente” que su yoga puede “curar” hacen que mucha gente haya apodado a Swami como el “gurú loco”.

Aunque su partido llegue a ganar las elecciones, Ramdev jura que no aceptará ningún cargo. Cederá esa pesada carga a sus discípulos, a quienes entrena personalmente para que sean “inteligentes, sanos, cultos y bondadosos”. Pacíficos, al parecer, no: tiene un plan secreto para declarar la guerra a Pakistán y derrotarlo en 24 horas.