2012, Astrología, caos y una nueva constelación

Ante la llegada del año 2012, el hallazgo de una nueva constelación plantea una incógnita en el campo de la astrología ya que los doce signos del zodíaco se vinculan con la disposición de las estrellas.



¿Un cambio en la lectura del cielo podría ocasionar alteraciones en los signos de las personas?



Desde que el astrónomo Parke Kunkle (Minnesota Planetarium and Space Discovery Center), planteó la existencia de un decimotercer signo bajo el nombre de Ofiuco, el calendario astrológico se vio revolucionado.



Ofiuco es una constelación situada a seis años luz del planeta y parece que la historia de la humanidad dio cuenta de su existencia pero no fue considerado en el plano astrológico. Su influencia se daría entre el 29 de noviembre y el 17 de diciembre y, en consecuencia, desplazaría a Sagitario del 17 de diciembre al 20 de enero.



Kunkle basa su tesis en los cambios de orientación del eje terrestre y las subsecuentes alteraciones en la posición de las estrellas. Sin embargo, hay quienes se mantienen firmes y continúan ratificando el tradicional horóscopo, pues estos cambios podrían afectar a las estrellas sin impactar en el sistema de constelaciones.
Quienes se estriban en el corrimiento del eje de la Tierra creen que este ínfimo cambio es suficiente para generar alteraciones de las constelaciones con respecto al Sol. Si las constelaciones cambian, entonces cambia el basamento en torno al cual se realiza la lectura de los distintos signos.



Es claro que la tierra está en un proceso de cambio constante y las conmociones son evidentes. Además, el hombre tiene mayor acceso a información y gracias al desarrollo tecnológico puede acceder a nuevos y más precisos conocimiento. Quizás, la ampliación de la conciencia no tenga demasiado que ver con una suerte de caos astrológico.



No es casual que estas narrativas aparezcan con más fuerza a medida que se acerca el solsticio de invierno de 2012. Esta fecha parece plantear el interrogante de qué ocurrirá con la humanidad. El clima que abunda se alinea con un pronóstico que habla de cambios revolucionarios. Teorías de lo que ocurre y ocurrirá hay a montones.

Ana Kerman

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