Tres rituales caracterizan el sepelio musulmán

El entierro musulmán sigue un ritual meticuloso que debe ser respetado en todo momento para garantizar el eterno descanso del alma del fallecido, indicó el diario español El Mundo.



Al Ghusul es el ritual de lavado. Su fin es eliminar los pecados del cadáver y que el muerto se reúna en estado de pureza con Alá. El cuerpo de desviste, pero las partes íntimas son cubiertas con un trozo de tela para evitar que el muerto sea deshonrado. Una persona lava el cuerpo de tres a cinco veces con agua y jabón mientras dice una y otra vez "en el nombre de Alá". Se lavan primero el cabello, luego la cara, después la parte superior y por último la inferior, primero el lado derecho y luego el izquierdo. El cuerpo se seca y se cubre con una sábana blanca que se envuelve como un sudario.

Al Kafan es el ritual de envolver el cadáver en tres sábanas de 2,5 por 1,5 metros y perfumadas con incienso. El cuerpo se coloca en el centro con la mano izquierda en el pecho, cubierta por la mano derecha. Las sábanas se doblan sobre el cuerpo una de forma horizontal y las otras dos de forma vertical. Se ata con cuatro cuerdas a la altura de la cabeza, los pies, medio tronco y rodillas.

Al Dafan es el funeral islámico, sin ataúd. El cuerpo se coloca mirando hacia La Meca, descansando sobre su lado derecho y pegado al muro. Se desatan las cuerdas y se cubre el cadáver con piedras grandes o madera para que al rellenar la tumba la tierra entre en contacto con el cuerpo.

Al contrario de los cristianos los musulmanes llevan al difunto rápidamente hacia la tumba. Debe ser sepultado dentro de las 24 horas posteriores a su fallecimiento.

En cuanto a las oraciones que se pronuncian durante el sepelio, las mismas son extraídas del Corán.

/www.eluniversal.com/