HISTORIA DE LAS VELAS
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Siempre hemos admirado la Magia de las Velas, la cera derritiéndose, la danza sensual de su llama o el aroma hipnotizador que desprenden. Sin embargo, lo que realmente atrae a muchas personas es su energía mística y religiosa.
Al igual que no hay dos vidas iguales, tampoco encontramos dos velas iguales. Y es que las velas nacen y adquieren su identidad cuando su mecha es prendida, que es cuando empieza realmente su juego de luces, formas y aromas. Es un juego mágico que libera nuestras energías y nos puede llevar a sentimientos muy distintos, según sea la vela que hemos encendido.
No está de más, por tanto, conocer la historia de estos poderosos objetos de luz. Su esencia no ha cambiado a lo largo de los tiempos, pero su forma y materia ha evolucionado mucho desde que los romanos utilizaran la primera vela de mecha.
La vela de mecha fue creada por los romanos hace mas de dos mil años. Estaban hechas con un sebo que procedía de la grasa vacuna y ovina y que tenía demasiados inconvenientes, ya que producía mucho humo, quemaba mal y olía peor.
La cera virgen supuso un auténtico avance en la Edad Media. Esta sustancia que producían las abejas para hacer sus colmenas, se convirtió entonces en un eficaz combustible para mantener la llama encendida. La luz era potente y creaba mucho menos humo y hedor que el sebo, aunque su coste seguía siendo demasiado caro para la mayoría de los mortales. Y es que las velas, durante mucho tiempo, fueron objetos de lujo que se apreciaban por su altísimo precio y no solo por su potencial mágico.
Sin embargo, a lo largo de los siglos XVIII y XIX hubo muchos cambios en esta industria para abaratar los costes de la materia prima. Finalmente, en el año 1834 se inventó una máquina que producía velas de molde en serie. Con la aparición de esta máquina, las velas se convirtieron en un artículo accesible para todas las clases y adquirieron un papel importante en nuestras ceremonias. Para que estos momentos sean francamente especiales, debemos emplear las velas de la siguiente manera:
Cumpleaños: No hay aniversario sin tarta, ni tarta sin velas. La persona que celebra su cumpleaños no debe encenderlas sino solamente tiene que apagarlas. Si lo hacemos en horario nocturno, la suerte será todavía mayor y los deseos se cumplirán.
Bautizos: Será conveniente que en la iglesia haya velas encendidas, ya que traerá mucha energía a la vida del pequeño bautizado.
Bodas: Se deben poner velas en las mesas de los invitados, preferentemente de tonos blancos o dorados, ya que armonizarán el ambiente.
La fiebre de la cera duró poco. En 1879 Edison inventó la bombilla y, como acto casi reflejo, la producción de velas descendió notablemente. Sin embargo, su vida no se apagó del todo, poco a poco las velas fueron resurgiendo como elemento decorativo y, por supuesto, como focos de magia y energía.
Al igual que en la antigüedad, hoy las velas son un instrumento muy poderoso para la meditación, para los rituales religiosos y para la atracción de las energías. Cuando encendemos una vela con estos fines, debemos tener en cuenta la importancia de lo que estamos haciendo. La llama ha sido, durante mucho tiempo, la expresión física de los dioses y las velas son portadoras de esa esencia religiosa.
Antes de usar una vela, debemos quitar del candelabro, o del envase que sirva de soporte a la vela, todos los residuos que han quedado de las velas anteriores, ya que los recipientes conservan la energía de las velas y si no los limpiamos bien, pueden confundirse las fuerzas de las velas.
Por otra parte, si ya hemos usado una vela para un fin específico, no debemos cambiar el uso que la demos, pues así se refuerza la vibración de la vela y sorteamos los cruces de energía. Es preferible encender la vela con cerillas o fósforos. Los mecheros no son buenos transmisores de la energía. Al mismo tiempo, se recomienda utilizar velas que estén fabricadas con cera de abeja.
La forma de nuestra vela no es tan importante como su color, pero también influye en el objetivo de nuestro conjuro. Toma nota de estas formas:
Forma de Llave: Se emplea para abrirse camino en la vida, para conseguir dinero o para alcanzar un puesto de trabajo.
Forma de Paloma: Se enciende para ayudar a un amigo que nos necesita o bien para aclarar las ideas y limpiar los pensamientos negativos que nos atormentan.
Forma de Espada: Es la vela de San Jorge y se utiliza para reforzar una petición o alejar a los enemigos.
Forma de Puño: Esta vela tiene unas características similares a la vela con forma de espada y es muy útil para enviar lejos a quien nos disgusta.
Forma de Tijera: Se utiliza para romper con algo, ya sea en el plano amoroso como en el plano laboral o económico.
Forma de Sapo: Frena los rumores que circulan sobre alguien.
No lo dudes, si enciendes la vela adecuada, podrás ver como tus sueños se hacen realidad. No desaproveches las velas mágicas ¡Pueden cambiar tu energía!
Elysa de la Torre
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