La profecía de Don Rodrigo
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En el 2011 se cumplirán 1300 años de la llamada Batalla del Guadalete (711 D. C.), que puso fin a la Hispania Visigoda y colocó a buena parte de la Península en la esfera de la influencia árabe hasta fines del siglo XV. El tema del encuentro de las tropas y su posible ubicación ha sido objeto de estudio recurrente de los historiadores, casi desde los momentos posteriores al hecho (cronicones cristianos y árabes) hasta nuestros días. Y también, fuente inagotable de la Literatura (poemas épicos, teatro, narrativa). Aunque no son pocos los historiadores actuales que cuestionan el hecho, esa batalla y las circunstancias que contribuyeron a la invasión, envueltas en la bruma de la leyenda y el paso del tiempo, también han tenido eco en los historiadores y escritores de fuera de nuestras fronteras. Principalmente, en el caso de Francia, donde el asunto ha sido profusamente tratado y debatido.
El escritor romántico Theophile Gautier (1811-1872), en su libro Viaje a España (París, 1856), recoge en su descripción de la ciudad de Toledo, el tema de ‘la leyenda de la Cava’. Gautier, que también fue crítico literario en su época, es uno de los creadores del género vampírico: fue autor de la Muerta Enamorada (1836), que constituye uno de los antecedentes (quizá el mas antiguo) inmediatos del género y de la obra de Bram Stoker (Drácula).
Gautier, en su relato de Toledo, describe una vieja torre en ruinas sobre la ribera del Tajo, a la que la gente llama ‘el baño de la Cava’ y, añade, que para los franceses el lugar era llamado ‘el baño de Florinda’. La torre, dice, era la Torre del rey Rodrigo, el último de los reyes visigodos en España. Rodrigo sedujo en dicho lugar a Florinda la hija del Conde Julián, que en venganza solicitó ayuda a los árabes.
Relacionada con ella, está la leyenda de la Cueva de Hércules, un subterráneo que se tardaba tres horas en cruzar y cuya entrada se encontraba en la Iglesia de San Ginés, el punto más elevado de la ciudad. Dicen que en este lugar se encontraba un palacio fundado por el mítico Túbal. Después, Hércules lo agrandó considerablemente, porque allí estableció un laboratorio y una escuela de magia. Hércules, a quien mas tarde los griegos hicieron Dios, era un gran cabalista. Además del palacio, construyó una torre encantada, llena de talismanes e inscripciones en las que se vaticinaba que cuando se penetrase en aquel recinto mágico, una nación feroz y bárbara invadiría España.
Creyendo en la profecía, cada uno de los reyes, particularmente los reyes godos, fue añadiendo una cerradura a la misteriosa puerta de la torre. Rodrigo, buscando los tesoros que ocultaba la estancia, se adentró en los subterráneos de la gruta hasta llegar a la puerta de la torre encantada. En una repisa de la puerta había una inscripción escrita en caracteres griegos, especifica Gautier en su relato; y aquí introduce en el texto original letras cursivas para narrar las tres profecías o predicciones de la gruta mágica (‘propheties’ o ‘predictions de la grotte maguique’). Si el texto que narra es suyo o no, no lo sabemos. Dice la inscripción sobre la puerta:
Le Roi que ouvrira ce souterrain et pourra découvrir les merveilles qu’il renferme, verra des biens et des maux.
‘El Rey que abrirá este subterráneo y podrá descubrir las maravillas que contiene, verá los bienes y males’.
Rodrigo ordena abrir la puerta se introduce en una cámara cuadrada ricamente decorada, en medio de la cual había una gran estatua de bronce. Los pies de la estatua se posaban sobre una columna de tres codos de alto. Dentro de la cámara, entre otras cosas hay un cofre, al abrirlo sólo hay una tela enrollada en la que están pintados unos soldados árabes fuertemente armados, a pie y a caballo, y con la siguiente inscripción:
Celui qui arrivera jusqu’ici et ouvrira le coffre perdra l’Espagne et será vaincu par des nations semblables á celles-ci.
‘Aquel que llegará hasta aquí y abrirá el cofre, perderá España y será vencido por naciones parecidas a estas’.
Al tiempo que descubre que a cada uno de los lados, señalando los puntos cardinales, al pie de la estatua, están grabadas las siguientes frases:
Pauvre roi! Tu es entré ici pour ton malheur!
Tu seras dépossédé par des nations étrangéres,
et ton peuple souffrira de rudes châtiments.
J’invoque les Arabes: Je fais mon devoir.
‘¡Pobre rey! ¡Entraste aquí para tu desdicha! Serás desposeído por naciones extranjeras y tu pueblo sufrirá duros castigos. Invoco a los árabes: Cumplo con mi deber’.
Hasta aquí la leyenda de la Cava y de Rodrigo en el relato de Gautier. Aunque los hechos descritos transcurren en la capital del reino visigodo, en relación con los nombres de lugares relacionados tanto con esta leyenda como con la batalla que tuvo lugar después, la zona donde se concentran más topónimos (tema del que trataré en otro artículo), son los alrededores del río Guadalete.
El que tal vez, sea el único lugar cartográficamente documentado de la referida Leyenda de la Cava, se encuentra en el mapa del año 1811 Map of the Country round Cadiz comprehending St. Lucar de Barrameda, Xerez, Medina, Conil, Chiclana &c. from the Spanish Map of Jose Cardona, de Faden, Cardano y Thompson. Se encuentra en la Biblioteca Nacional y aquí lo adjuntamos. Ahí aparece la leyenda ‘Barca de Florenda’ (Barca de Florinda), que por su descripción y ubicación en dicho mapa, no puede ser la pedanía jerezana de La Barca de la Florida (el poblado de La Florida se creó en 1935 y el pueblo actual en 1948).
La ciudad de la historia por Fco Antonio García Romero y Eugenio J. Vega Geán
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