«Las pequeñas cosas pueden resultar lo más agradable» Antonio Marazuela

¿Se han preguntado alguna vez a qué sabe el silencio? Pues además de oírse el mutis, también se degusta y paladea. Al menos así lo trata de expresar a través de un poemario el psicólogo y profesor de yoga segoviano Antonio Marazuela, a quien la instrospección de la meditación le ha ayudado a descubrir esas pequeñas cosas cotidianas que hacen que el silencio guste. La escritura le proporciona esa libertad, es su pasión y su primera afición, reconoce. Esta tarde, a las 20 horas, presenta su primer libro, además autoeditado, que lleva por título 'A qué sabe el silencio'. El encuentro literario será en el salón de actos de la residencia juvenil Emperador Teodosio.

-¿Qué es para usted la poesía?
-Ante todo es una pasión, un 'hobby' y algo casi necesario.
-¿Y cuál es esa necesidad que tiene?
-La necesidad de expresar un sentimiento que surge ante la observación, la contemplación de la naturaleza o de un niño.
-¿Qué punto en común encuentra entre la psicología y la poesía?
-En mi caso se unen en la misma persona, enlaza mis facetas de psicólogo, que es mi profesión, profesor de yoga y aficionado a la poesía. Es una buena combinación y una forma de expresión emocional.
-¿Qué aporta la psicología a la creación poética?
-Aporta el trasfondo más íntimo, más personal y el más emotivo de las conductas humanas.
-¿También le puede servir de inspiración a la hora de escribir?
-También inspira la forma de escribir, que en mi caso no es significativa ni paradójica. Me cuesta sentarme para escribir y necesito un estímulo ambiental y personal fuerte que me provoque un elemento externo, que a su vez me obliga a pararme y reflexionar en esos momentos que considero pintorescos.
-¿Cuáles son esos elementos que le estimulan?
-La naturaleza o los elementos más cotidianos, como la luna, el mar, el sonido de la lluvia, el arco iris, una tormenta o el propio silencio. Ese silencio es como mi maestro y me ayuda a sacar todo lo que tengo dentro. También me estimulan las relaciones personales, el amor, el desamor, la infancia, la pasión.
-Por cierto, ¿a qué sabe el silencio?
-A muchos sabores y sería difícil matizarlos y definirlos. Puede saber a pan tumaca, a beso, a chocolate negro, a un abrazo, una mirada, una puesta de sol... son sabores cotidianos, cercanos y atractivos para todo el mundo. Eso es lo que pretendo transmitir: que las pequeñas cosas pueden resultar lo más agradable.
Antonio Marazuela Psicólogo y profesor de yoga
C. B. E. | SEGOVIA.