Oki-do: una técnica de yoga al alcance de todos Lorraine Krohnengold

Entre las múltiples técnicas de yoga que podemos encontrar hoy en día, la yoga japonesa llamada Oki-do resalta por la minuciosidad con la que se trabaja cada detalle de posturas estáticas y del cuerpo en movimiento, respetando los límites y posibilidades de cada persona.
Introducida en Morelos hace ocho años por la argentina Verónica Onofri, residente de Cuernavaca, esta técnica holística que se desarrolla bajo una óptica integral del ser humano, contribuye a concientizar y cambiar los malos hábitos de postura, respiración y alimentación del ser humano con el fin de entender y eliminar nuestras dolencias físicas, mentales y espirituales y mantener un equilibrio.

En entrevista para La Jornada de Morelos en su centro de Oki-do y terapias alternativas situado en la colonia Reforma de esta ciudad, Verónica Onofri nos informa que su maestro argentino Fernando Montoto fue el responsable de introducir esta técnica en Argentina, donde ella la descubrió e inició su entrenamiento. El sistema le brindó tantos beneficios que después de tres años se fue directamente a Japón a continuar su aprendizaje.
El maestro o sensei koreano Masahiro Oki (1921-1985), explica Verónica, “militar que viajó y estudió prácticas espirituales y medicina tradicional en Japón, Mongolia, China, Tíbet, India, Persia, Arabia y África, creó esta técnica basada en la yoga hindú, el taoísmo chino y el budismo zen, disciplinas que fue aprendiendo en su búsqueda personal de salud, ya que era un hombre muy enfermizo. Al regresar a Japón se propuso la misión de ayudar a la gente a alcanzar el máximo potencial en todos los aspectos de su vida. Su sistema incluye ejercicios correctivos y de fortalecimiento para la columna vertebral, la práctica de la risa, meditación, canto, tratamientos de calor con jengibre, origami, masaje shiatsu, una técnica de acupuntura muy particular en la que las agujas se colocan en el punto más lejano al dolor para estimular la zona, y nutrición macrobiótica, entre otras cosas. Las personas a las que curaba le pusieron el nombre de Oki-do, ya que el término ‘do’ significa ‘camino de’. El objetivo es que tanto el sano como el enfermo apliquen el mismo sistema y desarrollen más su fuerza vital como forma de vida”.
Verónica describe la intensidad y disciplina que se sigue en la escuela de Oki-do en Tokio, en donde los horarios empiezan a las seis de la mañana y terminan a las 10 de la noche y sólo se descansa cuatro horas a la semana. Gracias a esto, hoy por hoy nos puede transmitir esta sabiduría a través de las sesiones de yoga que imparte, clases especiales para embarazadas, consultas personales y seminarios.
“Para optimizar mis consultas”, añade Verónica, -ya que al tratar a los pacientes sale a relucir la parte psicológica de las dolencias-, utilizo las flores de Bach y de California. Y recurro a la kinesiología holística -gran herramienta para detectar donde está el desequilibrio- para hacer el diagnóstico. “Por medio de este método el propio cuerpo le indica al terapeuta dónde está la desarmonía y cuál es la medicina que le viene mejor tomar”.
Además de ofrecer esta novedosa técnica que Verónica ha llevado a un nuevo nivel gracias a los elementos que ha fusionado, y en la cual la curación empieza desde el momento en que se va diagnosticando la enfermedad, en el centro de yoga Oki-do colaboran la terapeuta Claudia Tejeda, que ofrece terapia de constelaciones familiares e imparte enseñanzas kabbalísticas, Edith Pérez que también imparte yoga Oki-do, María Elena Sandoval, que es educadora perinatal y quien junto con Verónica ofrece yoga prenatal y de lactancia, y se imparten seminarios, cursos y conferencias sobre temas relacionados.
Podemos recurrir a este centro holístico que está situado en privada de Ocotepec número 1, colonia Reforma. El teléfono es: 311 26 76 o celular: 7771109999. Para más informes nos proporcionan su correo electrónico: okidoyoga@yahoo.com.mx . y lokrohnen@yahoo.com.mx