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Tao 39, 9 de Agosto : Preocupación Tao Daily Meditations" de Deng Ming-Dao

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Preocupación

La preocupación es una adicción
Que interfiere con la compasión.


La preocupación es un problema que parece proliferar. Tal vez es por la naturaleza de nuestra demasiado avanzada civilización; tal vez es una medida de nuestra propia degeneración espiritual. Cualquiera sea el origen, está claro que la preocupación no es útil. Es un cáncer de las emociones -el interesarse llevado a la compulsión. Corroe cuerpo y mente.

No hace ningún bien el decir, "No pienses en eso." Sólo te preocuparás más. Es mucho mejor seguir caminando tu senda, cambiando lo que puedas. El resto debe ser disuelto en compasión. En este mundo de niños con inmunodeficiencias, injusticias raciales, desequilibrios económicos, violencia personal y conflictos internacionales es imposible dedicarse a los intereses de todos. Cuidar de ti mismo y hacer algo bueno por aquellos con quienes te encuentras es suficiente. Eso es compasión, y debemos ejercitarla incluso frente a probabilidades aplastantes.

Cuando te encuentres con un problema, ayuda si está en tu poder hacerlo. Después que hayas actuado, retírate y despreocúpate de eso. Sigue tu camino sin nunca mencionarlo a nadie. Entonces no hay preocupación, porque ha habido acción.

La meditación de hoy para el hemisferio norte es la 221, No Dualidad


No Dualidad

No contemples
Como mera actividad.
Se vacío contemplando vacío.

Una vez que uno comprende que la naturaleza última de esta existencia es el vacío, uno entiende que ser vacío es el único verdadero modo de meditación. Nótese que el vacío no es el objeto de la meditación -el formar la pareja meditador y objeto crea una relación dualística entre el yo y el entorno que lleva a que uno se extravíe.

En la meditación estamos buscando unidad. Necesitamos algo que nos saque de los modos dualísticos normales que son el origen de todas nuestras dificultades. Por lo tanto, la única meditación verdadera es la que no nos pone en una relación de observador y objeto. Cualquier objeto, sin importar qué tan sagrado sea, sigue reforzando la ilusión de que hay una realidad fuera de nosotros. Lo que estamos tratando de obtener es la verdadera visión del interior: No hay diferencia entre nuestras realidades internas y externas.

La meditación última es darse cuenta de que nosotros mismos estamos vacíos de distinciones, de que nuestro sentido de identidad es sólo el resultado de apegos dualísticos. Junto con eso, deberíamos comprender que realmente no hay nada que contemplar, nada sobre lo que pensar.

Publicado por Karin Usach

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