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¿Qué es el destino? JOSÉ HERNÁNDEZ

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Disposición anticipada por una ley desconocida o el sentido de que "todo lo que sucede obedece a la voluntad de Dios". Pero este concepto debe ser entendido en un sentido más profundo.



La creación tiene que ver con la conjunción de dos polaridades: positivo-negativo, emisor-receptor, activo-pasivo, masculino-femenino. El principio divino no escapa a las leyes de su propia creación, está presente en todo y en todas las cosas, no hay un solo segmento del universo que no sea creado por la inteligencia superior. No hay un solo fragmento cósmico en que no esté presente el principio divino. Dios está en todas partes y todas las cosas forman parte de él mismo. Y el plan divino también tiene dos polaridades: lo no manifestado y la manifestación.

El destino es como los movimientos centrípeto y centrífugo. Viene de afuera, de una ley kármica que uno mismo ha originado en vidas precedentes, y viene de dentro, del mismo ser. Es lo que uno hace, lo que uno genera.

El ser humano, desde que nace tiene una realidad o lineamiento externo y a la vez tiene un gran recurso: el potencial.

Y puede manejarlo como mejor pueda. Si es pobre la capacidad de lucha y el discernimiento el ser humano queda más expuesto a las influencias astrológicas en el sentido del determinismo. Pero si rompe con los obstáculos y limitaciones, y se dirige hacia el cumplimiento de su misión sobre la tierra, forma su propio destino. Adquiere un cierto dominio de su vida. Una maestría.

¿Podríamos decir que Simón Bolívar estaba destinado a ser el gran Libertador de América? ¿No se le presentaron miles de obstáculos que tuvo que vencer? ¿No tuvo grandes fracasos y supo salir airoso? El Libertador tuvo una predisposición cósmica, pero eso no fue todo. Muchos son los llamados, pocos los escogidos, pero los elegidos ellos mismos se escogen.

La tradición nos dice: "Todo lo que sucede está inscrito en la bóveda celeste, mas no todo lo que está escrito tiene forzosamente que ocurrir", "no podemos impedir que el día sea día ni que la noche sea noche, pero en la noche podemos abrigarnos", "los astros predisponen pero no determinan". Si no hubiera libre albedrío no habría evolución. Viviríamos en un mundo estático, poblado de seres determinados, pasivos en sus proyecciones y completamente dependientes de los estímulos externos.

No hablemos de destinación fatal sino de fuerzas y recursos. Todos tenemos el suficiente poder para triunfar sobre las limitaciones del karma y del destino. Todos podemos realizarnos, trascender y evolucionar.

jhernandez@el-nacional.com

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