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ORACIONES PARA LA CORONA DE ADVIENTO

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ORACIONES PARA LA CORONA DE ADVIENTO
PRIMER DOMINGO
ALIENTA
(se enciende la primera vela)

Encendemos la vela del aliento.
Con ella nos sentimos esperantes,

animando a todos los caminantes
por la ruta gozosa del Adviento.

Nos sabemos y vivimos hambreantes,
anhelando dichosos el momento
en que llegues, como Acontecimiento,
y alientes nuestros pasos vacilantes.

Que nuestros corazones dubitantes
se abran en el feliz consentimiento
de quererte acoger con gran contento
cuando llegues y nos hagas triunfantes.

Con María, aliento de los creyentes,
te esperamos, Salvador de las gentes.
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SEGUNDO DOMINGO
CONTAGIA
(se enciende la segunda vela)

Esta segunda vela que encendemos
nos invita a contagiar la alegría.
Con ella proclamamos el gran Día
en que cesen las sombras que tenemos.

Llenos de tantas cosas nos sabemos
que queremos vivir la valentía
de librarnos de tanta plusvalía
que nos impide que bien te esperemos.

Que en nuestros corazones anidemos
tu Palabra Viva y tu Eucaristía
para que, siendo Tú nuestro guía,
alegres en el hermano te amemos.

Con María, contagio de esperanza,
te esperamos, Señor de la Bonanza.
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TERCER DOMINGO

ACOGE
(se enciende la tercera vela)

Esta tercera vela nos convida
a preparar la llegada cercana.
Con ella levantamos la persiana
para que el Sol penetre en nuestra vida.

Ya está muy cerca su feliz venida,
se nos acerca esa hermosa mañana
en que Dios toma condición humana
para salvar la humanidad perdida.

Que nuestro corazón se haga acogida
y que tu Iglesia se haga ciudadana
de esa comunidad nueva y hermana
en que la sociedad es convertida.

Con María, la Madre acogedora,
te esperamos, Palabra Salvadora.
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CUARTO DOMINGO
ABRE EL CORAZÓN
(se enciende la cuarta vela)

Con la cuarta vela el corazón sabe
que ya está a las puertas el Nacimiento.
Con ella, saboreamos ya el Momento
en que la espera del Hijo se acabe.

No cabe mayor agradecimiento
ni más bienaventuranza nos cabe.
El cielo prepara su manto suave
y la tierra se dispone al contento.

Que nuestro corazón dispuesto alabe
con acogida y con asentimiento
este extraordinario Acontecimiento:
Dios mismo que nos hace hermanamiento.

Con María, la Madre Agradecida,
te esperamos, Señor de nuestra vida.


CORTESIA: PEPE PANIAGUA

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