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Yemen, desde la Ruta del Incienso a los judíos yemeníes

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Bañada por el Mar Rojo y el Mar Arábigo, en el Cercano Oriente, la República del Yemen se alza como uno de los focos musicales más emblemáticos del mundo árabe. Cuna de la enigmática reina de Saba, los colores de su música se extienden por toda su geografía a través de los estilos más diversos. Una bella y cautivadora experiencia sonora que refleja el afán de los músicos yemeníes por preservar las melodías tradicionales, como el hoy popular estilo homayni de Saná, que sigue cultivando el milenario arte del oud, o aunando los nuevos lenguajes como el pop, el rap o la música electrónica, con las antiguas melodías del Yemen.



Bajar del avión de Yemenia Airlines en el aeropuerto de Sanaa, la capital de Yemen, es como salir de una máquina del tiempo que, en unas pocas horas, transporta a la Edad Media. A partir del momento en el que se pisa esa tierra, hay que elegir cual va a ser la postura ante un lugar y una vida tan distantes a las costumbres occidentales. Sólo caben dos posibilidades: una, es ser un simple observador, alojándose en el Hotel Sheraton Sana’a y contratar un city tour con un guía que con voz monótona cuenta lo que se ve a través de las ventanillas, y eventualmente, caminar por las calles llenas de basura y los caminos polvorientos, cuidando siempre de no mancharse. O por el contario, sumergirse, dejarse llevar, levantar la vista del suelo y descubrir la maravillosa ciudad de las Mil y una noches, y un país fascinante, el antiguo territorio de la Reina de Saba, con un pasado de un esplendor poco conocido. Si el viajero escoge la segunda opción, y deja de preocuparse por la suciedad en sus zapatos, una ciudad de ensueño, una perla de Oriente, patrimonio de la humanidad desde 1984, lo seducirá. Porque cuando se mezcla con sus gentes y estrecha las manos percudidas que le ofrecen los niños, puede sentir en este gesto la construcción de un puente entre dos mundos tan lejanos. Si responde a los saludos que constantemente recibirá por la calle: "a-ssalam alaycum", que significa "que la paz sea con vosotros", y consigue llegar mas allá de los rostros velados de las mujeres y descifrar los códigos de sus miradas, estará en condiciones de conocer la verdadera esencia de una sociedad medieval que es una joya rara en pleno siglo XXI, y de saborear y apreciar su magia. La historia y tradiciones de este país se asocian con frecuencia a las especias, plantas y perfumes que fueron el origen de su pasado esplendor en una época de gran riqueza. Yemen ha sido considerado desde muy antiguo como el país de los perfumes raros y de las especias, en particular del incienso, una resina que fue de gran interés en la antigüedad por su uso en las ceremonias sagradas. Tanto que se decía que el emperador romano Nerón quemó por un año olíbano (un incienso valioso para la ciudad de Roma) en el funeral de su esposa Poppea. La demanda siempre creciente de incienso y mirra por parte de la civilización mediterránea, convirtió en hábiles comerciantes a los Sabeos, que perfeccionaron su comercio abriendo rutas caravaneras, que compuestas con frecuencia por dos o tres mil camellos, recorrían aquella que sería famosa como la Ruta del Incienso, y llegaban a Petra y a Gaza en poco mas de dos meses. A lo largo del camino se constituyeron estaciones de posta, controladas militarmente y equipadas para dar alimento y reposo a hombres y animales. Así, nacieron ciudades como Shabwa, Marib, Barrakesh, la Mecca, y Yathrib (la actual Medina), que llegaron a ser también centros de elaboración y manufacturado de materias primas. El encuentro referido en el Antiguo Testamento entre Bilqis, la reina de Saba y Salomón, rey de las regiones del Mediterráneo, que representaban el punto final de la Ruta del Incienso, tuvo lugar por motivos económicos y militares, aunque la tradición cuenta que, de este encuentro nació una historia de amor. El declinar del reino de Saba y de su comercio, llegó poco a poco por la coincidencia de una serie de eventos. Cuando se viaja hoy por Yemen, atravesando territorios áridos e inhóspitos y pueblos donde impera la pobreza más hiriente, es difícil creer en un pasado de tal esplendor. Sin embargo, después de pasear por el zoco de la ciudad vieja de Sanaa, dejándose embriagar por los intensos aromas de las especias, después de haber saboreado un café beduino, o un té (un shaay) perfumado con canela , clavo y cardamomo bajo el jazminero de la terraza de uno de sus hoteles, se puede intuir la fascinación de los antiguos sabeos por los perfumes y el mágico mundo en que vivieron. Y si al atardecer, el viajero recorre la carretera que une la capital con Marib, es posible que por un momento pueda ver, mas con el corazón que con los ojos, recortarse en el horizonte de dunas, el perfil difuso de una caravana que recorre, intemporal, la mítica Ruta del Incienso. Un género particular que aún se mantiene son las canciones yemenitas judías. Existen leyendas según las cuales la fecha de arribo de los primeros judíos a Arabia se remonta a la época de Moisés; otras refieren que 80.000 sacerdotes llegaron allí después de la destrucción del Primer Templo de Jerusalén. Lo cierto es que la comunidad judía de Arabia, incluida la del Yemen, existió desde la antigüedad remota. En el siglo 6 a.C., los judíos de Yemen desoyeron el llamado de Ezra a retornar a Eretz Israel. Sólo en 1949-50 la comunidad yemenita emigró al Estado de Israel. Antes del surgimiento del Islam, en el siglo 7 existieron en Arabia poderosas tribus judías que llegaron a dominar sobre tribus paganas vasallas, y un número considerable de no judíos se convirtió a la fe judaica. La posición social y económica de los judíos del Yemen era muy baja. Se les hizo objeto de iniquidades y restricciones: no podían usar colores brillantes o medias; les estaba prohibido llevar armas o usar sillas de montar; los niños judíos que quedasen huérfanos debían convertirse al islamismo. Tampoco podían realizar las mismas labores que los musulmanes; muchos de ellos trabajaban la plata y el oro, dado que esto les era vedado a los seguidores del Islam. Uno de los resultados de esta persecución fue que los judíos de Yemen se conservaron étnicamente separados y mantuvieron sus costumbres peculiares. Su singular pronunciación del hebreo y sus prácticas rituales son materia de minuciosas investigaciones en el moderno Israel, dado que permanecieron aparentemente intactas durante más de 2.000 años. Según se cree, esos estudios arrojarán luz sobre el idioma y la cultura de la antigüedad hebrea. Sin embargo, de acuerdo a una nota de la BBC, hoy los judíos en Yemen son considerados como una comunidad en "peligro", ya que los líderes judíos en Yemen aseguran que quedan en el país tan sólo 370 judíos y que cada vez va a haber menos. En meses recientes, funcionarios estadounidenses y organizaciones judías han estado sacándolos de Yemen porque, según afirman, es demasiado peligroso que se queden. Según el historiador Tim Mackintosh Smith, la creación del estado de Israel quebró la base de la comunidad en Yemen. Luego de las redadas anti-judías en Yemen a fines de los ’40, decenas de miles de judíos-yemeníes fueron evacuados hacia Israel a través de un sistema de transporte aéreo internacional conocido como "Operación Alfombra Mágica". Algo similar, pero a menor escala, está ocurriendo ahora, cuando Yahya Ya’ish, presidente de la Federación Judío Yemení de Estados Unidos, indica que no le ve mucho futuro a la comunidad en Yemen. En la segunda parte del programa escuchamos interpretaciones de Gila Beshari, a quien denominan la reina de la música judía yemení, Ofra Haza, una cantante israelí que alcanzó una gran popularidad en Israel y en todo el mundo, con una peculiar mezcla de la música tradicional de los judíos yemeníes y el pop, y el Yemen Blues, un fascinante proyecto con un punto de encuentro entre las melodías tradicionales de sus orígenes yemenitas, con aromas del jazz, funk y blues y con la música de África Occidental. Comentarios basados de una nota de Isabel Buendía, otra de Owen Bennett-Jones para la BBC, del sitio barmitzva.com.ar, y de mondomix.com. En cuanto a la música son temas seleccionados de los discos Yemen, Music from the heart of Arabia, editado por Buda Musique Du Monde en el 2002, Yemenite Songs, donde Ofra Haza interpreta canciones tradicionales de la cultura Mizrají (del año 1984), del disco Yemenite Jewish song, de Gila Beshari, y de Yemen Blues, una grabación independiente de ese proyecto. Es una realización de Jorge Laraia.
Producción: Radio Calf-Universidad FM 103.7
Duración aproximada : 58:23
http://audio.urcm.net/

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