La luna de enero es la más clara del año
Published by Buscador under Astronomía on 14:07
El próximo sábado, día 30, a las 6h y 19m, tendremos la casi segunda Luna llena del mes de enero (La anterior fue en Nochevieja). Y será una Luna de perigeo, es decir de las que están más cerca de la Tierra pues, como sabemos, la órbita de la Luna alrededor de la Tierra no es completamente circular sino achatada o en forma de elipse. Por eso unas veces está más cerca, Luna de perigeo y otras veces en el punto más alejado de su órbita, Luna de apogeo.
La distancia de la Tierra a la Luna es de 60 radios terrestres. Hay que sumar cuatro en el apogeo o restar cuatro en el perigeo.
Los valores extremos van desde los 356.375 Km. en el perigeo a los 406.712 en el apogeo, es decir puede haber hasta 50.000 Km. de diferencia.
No es demasiado, pero sí lo suficiente para que apreciemos un cambio de tamaño, hasta un 14% más grande, y de brillo hasta un 30%.
Estos son algunos datos, pero la Luna ha estado siempre demasiado presente en la vida de las personas como para reducirla a una serie de datos numéricos.
Con esta seguidilla: «A la Luna de enero te he comparado, que no hay Luna más clara en todo el año», ponía Machado en verso lo que todo el mundo ha experimentado en esas noches largas y frías de enero, en las que se conjugan la mayor transparencia atmosférica del año, la Luna más quieta y más alta (las lunas llenas del invierno van tan altas o más que el sol del verano) y, a veces, como este sábado, la más grande.
Y es que, después del Sol, la Luna es el astro que más atención ha suscitado siempre entre los hombres. Casi todos los pueblos conceden en sus leyendas la misma importancia a la Luna que al astro rey. Muchas sociedades del pasado, especialmente las de naturaleza matriarcal, ponían el culto a la Luna por encima de la adoración al poderoso astro del día. Si los movimientos aparentes del Sol han dado lugar a las dos unidades de tiempo más importantes en la vida del hombre, los días y los años, los movimientos de la Luna han originado la división del tiempo en meses y semanas.
Y, más que el Sol, la Luna fue y continúa siéndolo uno de los objetos preferidos por los poetas.
La pálida y misteriosa luz que envuelve el paisaje nocturno le presta a la Luna un encanto visual que ningún otro cuerpo celeste posee.
La Luna ha jugado siempre un papel fundamental en la historia del hombre. Es el único astro, de todos los que existen, cuyos detalles podemos contemplar a simple vista. Incluso sin telescopio la observación de la Luna es todo un espectáculo. La imaginación de las personas ha forjado las más diversas imágenes sobre la cara de la Luna: el hombre de la Luna cargado con el haz de leña, un conejo, una mujer y, sobre todo, una cara de pasmosos y cadavéricos ojos enormemente abiertos sobre una boca también pasmosamente abierta. La facilidad con que observamos la Luna es una excepción en la Astronomía de la que no nos damos cuenta precisamente por la costumbre de gozar de este privilegio.
Los que se han asomado alguna vez a la boca de un pozo para contemplar el espejo de sus aguas reflejando la luz del cielo desde aquellas profundidades podrán entender, y disfrutar, de esta atrevida metáfora de García Lorca (no podía ser otro) cuando dice que «La Luna es un pozo chico…».
También el refranero español, tan sabio (y a veces cruel) se ha ocupado de la Luna: «Agricultor lunero, no llena el granero», «La luna de enero es la más clara del año y mirarla no hace daño». «Luna la de enero, y amor el primero».
SIMÓN GARCÍA
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