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Reflexiones al llegar el Año Nuevo Herminio José Piña Valladares

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Se acercan los últimos días del mes de diciembre, desprendemos las últimas hojas del calendario del año 2010; a algunas personas les trae gratos recuerdos, otras perciben con nostalgia un año más que termina.

En la mente de los niños hay recuerdos bellos que causan alegría y para algunos adultos son días de reflexión, por todo lo vivido en los meses anteriores.


Al terminar un año, siempre es positivo y necesario realizar una reflexión de nuestras vidas, por todo lo experimentado en los meses transcurridos, los beneficios recibidos, pero también valorar la familia que tenemos, las cualidades de nuestros hijos, las virtudes de nuestras esposas, esposos, la sabiduría de nuestros padres y abuelos, la amistad con nuestros hermanos y los compañeros; en una palabra, valorar al prójimo que nos rodea.

Otra aspecto para analizar son las experiencias y sucesos negativos vividos en este año que termina, pero no percibirlos con ojos pesimistas de desilusión y desánimo, sino al contrario, son obstáculos y pruebas en nuestras vidas para tener fortaleza y ánimo, para superar los problemas que se nos presenten en el futuro con ayuda de alguna persona, así como también con la ayuda de Dios.

En el último día del mes de diciembre celebremos en familia la llegada del nuevo año, por lo tanto es propicio analizar cómo fue nuestra vida durante ese período, pensar cuáles fueron nuestras buenas obras, qué bendiciones recibimos y sobre todo qué errores cometimos, para lo cual es necesario y se sugiere realizar una reflexión profunda de nuestras vidas: primeramente, es conveniente hacer un acto de contrición, es decir, reconocer nuestros pecados cometidos y confesarnos, cumplir la penitencia impuesta por el sacerdote.

La confesión nos traerá una paz interior, por lo tanto estaremos limpios de cuerpo y alma, pero sobre todo estaremos tranquilos con nuestra conciencia, con nuestro prójimo y con Dios.

Como segundo paso, se sugiere, en virtud de que en la mayoría de la iglesias el último día del año se realiza la Hora Santa en acción de gracias por todos los favores recibidos, asistir y orar a Dios por todos los beneficios durante los doce meses del año que termina. Como tercer paso, también es recomendable asistir a la Santa Misa del año nuevo en compañía de la familia o de algún amigo o familiar muy cercano y recibir el sacramento de la Comunión, que es el cuerpo y la sangre de Jesucristo; podemos decir con los labios y con muestra mente: "Yo no soy digno de que vengas a Mí, pero una palabra tuya bastará para sanarme" y hacer las oraciones propias después de la Comunión.

Al concluir la Santa Misa es recomendable iniciar el año nuevo con alegría, con entusiasmo, ofreciéndole a Dios todas nuestras obras, propósitos y acciones en este año nuevo que inicia.

Feliz año 2011, que Dios bendiga a usted y a su familia y les colme de bendiciones.

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*) Presidente de la Asociación Católica de Abogados. Comentarios y opiniones al correo: hjpvdirector@hotmail.com

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