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Viva, la tradición de los nacimientos Morelia, Michoacán

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Llegó la Navidad, y por todas partes se ven pinos decorados con luces y esferas. Pero el árbol de Navidad es un adorno que tiene más que ver con las antiguas celebraciones celtas que con la tradición cristiana. Existe un elemento que rinde mayor homenaje al sentido real de la Navidad, y que además es característico de nuestro país: los nacimientos.

El primer nacimiento fue montado en Italia en el año 1223 por San Francisco de Asís, quien con la autorización del Papa Honorio III escenificó el nacimiento de Jesús construyendo una pequeña casa de madera y utilizando animales reales y personas caracterizadas como la Sagrada Familia y los pastores. Pronto la costumbre comenzó a extenderse por toda la Europa cristiana, utilizándose figurillas para representar a los personajes. Se cree que uno de los primeros nacimientos con figurillas fue hecho de barro en la ciudad de Nápoles a finales del siglo XV. Al principio a estas reproducciones se les llamó Belenes, refiriéndose al pequeño pueblo en donde nació Jesús.

Durante la evangelización de América, los frailes introdujeron estas costumbres navideñas cristianas. La ancestral vocación artesanal de los indígenas fue aprovechada para la reproducción de las figuras que conformaban los nacimientos. En México la costumbre de hacer figuras para el nacimiento data de 1594, cuando las religiosas del Convento de la Encarnación comenzaron a modelar figuras en cera. Siempre eran figurillas con rasgos españoles, largas barbas y piel blanca. Durante el tiempo de la Conquista los hogares novohispanos, peninsulares, criollos e indígenas tenían representaciones de la Sagrada Familia en un portal, rodeada de pastores, rebaños de borregos, un buey y un asno.

En la actualidad muchas familias aún conservan la tradición de montar nacimientos en sus casas; algunos muy grandes, con elementos que se han ido incorporando a los tradicionales. En otras se coloca sólo el portal con la Sagrada Familia, un ángel, el buey y el asno.

Laura Padilla, vecina de la colonia Jardines de Guadalupe, cuenta que en su casa se coloca cada año un gran nacimiento que incluye un pequeño río y una cascada de papel celofán, una cueva con un diablito, arbolitos, muchos pastores, animales de todo tipo y un gran pesebre con la figura del Niño Dios. “Nuestro nacimiento mide cerca de dos metros, tratamos de reproducir toda una villa. Es muy divertido reunirnos toda la familia para ponerlo, armarlo y ver lo bonito que queda al final.

Es un momento especial del año. Tenemos algunas figurillas que eran de mi abuelita, ya que desde siempre se ha acostumbrado poner nacimientos grandes en mi familia. Creo que en la actualidad se le da mucha más importancia a poner el árbol de Navidad, decorar la casa con coronas y bastones, pero mi mamá siempre nos dijo que lo mejor es rescatar nuestras tradiciones”.

Por su parte la señora Karina Guerrero, de la colonia Tres Puentes, comenta que en su casa prefieren los nacimientos no convencionales. “A veces mis hijos ponen sus osos de peluche y sus muñecos alrededor del portal. En una ocasión compré un nacimiento hecho de hojas de maíz que compré en el mercado de artesanías en Uruapan. Lo que importa es que no se deje de recordar que la Navidad es más que regalos y Santa Claus, que lo que en verdad se está celebrando es el nacimiento de Jesús, y por eso me gusta poner el nacimiento cada año, para que no se olvide eso”.

Al respecto, el joven Roberto Valle, de la colonia Félix Ireta, relata que en su casa, a pesar de que siempre se coloca un nacimiento muy sencillo, es un elemento fundamental de la celebración de la Navidad. “Nosotros siempre ponemos el nacimiento al mismo tiempo que los otros adornos navideños, pero dejamos el pesebre vacío, sin poner al Niño todavía.

En Nochebuena, antes de servir la cena o abrir los regalos, mi abuelita siempre nos reúne a todos alrededor del nacimiento para hacer una oración y cantarle una canción de cuna al Niño Dios antes de acostarlo en el pesebre. Aunque de niños siempre renegábamos porque no nos dejaban abrir los regalos antes de hacer ese pequeño ritual, ahora que soy más grande aprecio mucho ese momento de unión familiar y espero que mantengamos la tradición durante muchas generaciones más”.

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