“Bikram Yoga. La técnica de yoga que está cambiando al mundo sigue creciendo en México”.

El cartel es atractivo: “Bikram Yoga. La técnica de yoga que está cambiando al mundo sigue creciendo en México”. En el inmueble donde se imparte, en este caso en San Ángel, una de las asistentes conversa con un maestro sobre el éxito de practicar esa actividad con los 42 grados centígrados con los que se hacen ejercicios de respiración y 26 posturas ordenadas y específicas para trabajar determinadas partes del cuerpo durante 90 minutos.

Lo novedoso de la técnica bikram yoga es que equivale a correr diez kilómetros, tomar una clase de aerobics, recibir un masaje corporal y un facial, ir al quiropráctico, meditar o entrar en un temazcal.

Para sus seguidores, participar en una sesión de éstas es como hacer 20 de otros yogas en los que se realizan ejercicios para incrementar la temperatura y sudar. En un par de meses se pueden perder hasta 20 kilos. Sin dietas, sólo con disciplina y buena hidratación.

“Hace dos años y medio nadie conocía el Bikram yoga en México”, dice Ulises Calatayud, quien fundó el primer centro en el Distrito Federal después de regresar de Estados Unidos para dar a conocer la disciplina en México por sugerencia de Yogiraj Bikram Choudhury, su maestro y el hombre que inspiró el nombre de esta técnica.

Fue 30 años atrás cuando Bikram Choudhury resolvió un problema de rodillas de Richard Nixon, entonces presidente de EU. El resultado fue una invitación del mandatario y una residencia de regalo en Beverly Hills para que Bikram abriera su primer estudio, donde comenzó a ser reconocido —igual que en India— por la fuerza e intensidad de su técnica, diferente a los otros yogas que también cobraban auge en Occidente, pero a la vez perdían esencia por tratar de hacerlo más fácil.

“Al principio todo mundo pensaba que Bikram estaba loco porque te enseñaba cómo él aprendió en Calcuta (su lugar de origen) una disciplina muy fuerte y con humedad, pero al final tienes una transformación. La prueba era que todo mundo iba a buscarlo”, relata Calatayud, quien explica que Bikram diseñó 26 movimientos específicos, con dos ejercicios de respiración y el rigor de la temperatura con la que él practicó desde los tres años. Esos 42 grados para hacer Bikram yoga, asegura, ocasionan beneficios inmediatos desde la primera sesión, para cualquier tipo de persona. edad, estatura, flexibilidad, género o enfermedad que padezca. “El cuerpo se nutre a través de la circulación de la sangre cuando tú estás en un ambiente de calor, la sangre se adelgaza y la dhury resolvió un problema de rodillas de Richard Nixon, entonces presidente de EU. El resultado fue una invitación del mandatario y una residencia de regalo en Beverly Hills para que Bikram abriera su primer estudio, donde comenzó a ser reconocido —igual que en India— por la fuerza e intensidad de su técnica, diferente a los otros yogas que también cobraban auge en Occidente, pero a la vez perdían esencia por tratar de hacerlo más fácil.

“Al principio todo mundo pensaba que Bikram estaba loco porque te enseñaba cómo él aprendió en Calcuta (su lugar de origen) una disciplina muy fuerte y con humedad, pero al final tienes una transformación. La prueba era que todo mundo iba a buscarlo”, relata Calatayud, quien explica que Bikram diseñó 26 movimientos específicos, con dos ejercicios de respiración y el rigor de la temperatura con la que él practicó desde los tres años. Esos 42 grados para hacer Bikram yoga, asegura, ocasionan beneficios inmediatos desde la primera sesión, para cualquier tipo de persona. edad, estatura, flexibilidad, género o enfermedad que padezca. “El cuerpo se nutre a través de la circulación de la sangre cuando tú estás en un ambiente de calor, la sangre se adelgaza y la circulación aumenta. Se trata de oxigenar al máximo tu cuerpo.

El calor es intenso y las posiciones tan fuertes que incluso te pueden dar náuseas o mareos, “pero aprendes a controlar tu mente y cuerpo en cualquier situación”, dice Calatayud.