Autoestima para los padres
Published by Buscador under Psicología. La autoestima. on 11:46
Nosotros, los padres, somos el modelo de adulto al cual se refieren en primer lugar nuestros hijos cuando toman sus primeras decisiones sobre cómo ser y cómo actuar en la vida.
Nosotros somos también la primera fuente de información para nuestros hijos sobre su propia valía e importancia, sobre lo que es bueno y es malo y sobre lo que pueden y no pueden ser y hacer. Según seamos y actuemos nosotros, así aprenderán nuestros hijos a actuar y a reaccionar ya desde la primera infancia e incluso desde el vientre materno.
Como padres, podemos empezar a preguntarnos: “¿Quiero de veras que mis hijos sean felices, tengan éxito y relaciones más sanas y más satisfactorias que las que yo he tenido?”>. Si lo quiero y quiero lo mejor para mis hijos ¿por qué no buscar en mí mismo la fuente de esta paternidad sana, positiva, efectiva y motivante que quiero transmitirle?
Debo aprender a expresar mis sentimientos y mis emociones, en lugar de dejarme atrapar por la frustración y el resentimiento. No tengo por qué rechazar o controlar mis estadios emocionales sean cuales sean, sino únicamente aceptarlos y darles espacio para que se vayan integrando, aclarando y modificando en un proceso vivencial y natural de maduración.
El camino del auto-crecimiento, es sencillo, pero no fácil; significa un trabajo sin límites. Es una tarea para toda la vida, pero los resultados bien merecen todo el esfuerzo que se le dedique.Es posible que cada dos pasos dados en el camino emprendido, retrocedamos uno, aunque no queramos. Hay que darnos cuenta que agobiarnos por ello no sirve de. Es mucho más efectivo apreciar mi avance, sea cual sea, pese a las posibles recaídas en pensamientos, acciones y reacciones negativas y en los contextos inesperados.
Para poder criar hijos con unas determinadas actitudes positivas hacia sí mismos, hacia los demás y hacia la vida en general, los padres tenemos que motivarnos a reconocer y activar estas actitudes en nosotros mismos.
El primer paso es preguntarnos ¿Puedo yo hacer algo para facilitar el desarrollo de la educación y de la formación de la personalidad de mi hijo, de forma que pueda ser una persona auto-realizante en su vida?, ¿Qué es lo que puedo hacer?, ¿Puedo conseguirlo si antes no entro yo en una dinámica de crecimiento y de cambio?
Debemos hacer una declaración de fe en nosotros y en nuestros hijos y generar un compromiso de acción. Entrar en una dinámica vivencial y de relación efectiva y motivadora.
Tenemos que modificar nuestra propia pauta de comportamiento y de relación en familia y fuera de ella. Según decía Waldo Emerson, nuestro comportamiento hace tanto ruido que no nos deja oír las palabras que lo acompañan.
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