Los Espíritus Elementales de la Naturaleza
Published by Buscador under Espíritu on 1:08Este texto ha sido extraído del libro Los Espíritus Elementales de la Naturaleza, del Prof. Jorge A. Livraga .Dada la finalidad de este pequeño libro, nos referiremos ahora a las formas que asumen a la visión y percepción humanas los Elementales.
Anteriormente hemos dicho que los Espíritus de la Naturaleza tenían por cuerpos formas de energía y que no eran estrictamente físicos o materiales en la versión común del término, aunque la energía es también material y a diario nos muestra sus efectos en el plano más denso de acción.
El hecho de que la llamada "electricidad" sea energía y normalmente invisible, no quita que al correr por la superficie de un cable metálico produzca fenómenos materiales traducidos en movimiento de pesadas piezas de una máquina, que a la vez mueve o traslada toneladas de materia.
Y todos conocemos los fenómenos meteorológicos que se traducen en rayos y relámpagos, centellas y "luces de San Telmo".
Por otra parte, la existencia de estados vibratorios intermedios entre la energía invisible y la materia visible, hace que según se rebasan estas fronteras, de "arriba" a "abajo", la posibilidad de observación humana de los elementales se potencie, aun sin proponérselo.
Pero normalmente los Elementales tienen su parte más densa o "cuerpo" en el Plano Energético, pudiendo en condiciones favorables ya citadas reflejarse hasta cierta corporeidad en las zonas etéricas que son mezcla y enlace entre lo que podemos llamar energía - cuya característica es la carencia de forma perceptible por nuestros sentidos - y la materia - cuyas características nos son evidentes y fácilmente registrables.
De ello podemos colegir que los Elementales tienen como propiedad una plasticidad mucho más "veloz" que la nuestra, siendo sus formas más inestables y dinámicas.
Cuando esas formas se lentifican es cuando se corporizan y su visión se vuelve más fácil, bien por factores naturales que mencionamos anteriormente, o bien por la voluntad de quien quiera verlos, voluntad que ha de ser fuerte pero no agresiva, pues cualquier inestabilidad en ella repercute en los Espíritus de la Naturaleza y los ahuyenta hacia sus "refugios" energéticos y a los juegos ópticos propios de su extraordinario poder para disimularse en los mismos Elementos en que habitan.
Anteriormente hemos dicho que los Espíritus de la Naturaleza tenían por cuerpos formas de energía y que no eran estrictamente físicos o materiales en la versión común del término, aunque la energía es también material y a diario nos muestra sus efectos en el plano más denso de acción.
El hecho de que la llamada "electricidad" sea energía y normalmente invisible, no quita que al correr por la superficie de un cable metálico produzca fenómenos materiales traducidos en movimiento de pesadas piezas de una máquina, que a la vez mueve o traslada toneladas de materia.
Y todos conocemos los fenómenos meteorológicos que se traducen en rayos y relámpagos, centellas y "luces de San Telmo".
Por otra parte, la existencia de estados vibratorios intermedios entre la energía invisible y la materia visible, hace que según se rebasan estas fronteras, de "arriba" a "abajo", la posibilidad de observación humana de los elementales se potencie, aun sin proponérselo.
Pero normalmente los Elementales tienen su parte más densa o "cuerpo" en el Plano Energético, pudiendo en condiciones favorables ya citadas reflejarse hasta cierta corporeidad en las zonas etéricas que son mezcla y enlace entre lo que podemos llamar energía - cuya característica es la carencia de forma perceptible por nuestros sentidos - y la materia - cuyas características nos son evidentes y fácilmente registrables.
De ello podemos colegir que los Elementales tienen como propiedad una plasticidad mucho más "veloz" que la nuestra, siendo sus formas más inestables y dinámicas.
Cuando esas formas se lentifican es cuando se corporizan y su visión se vuelve más fácil, bien por factores naturales que mencionamos anteriormente, o bien por la voluntad de quien quiera verlos, voluntad que ha de ser fuerte pero no agresiva, pues cualquier inestabilidad en ella repercute en los Espíritus de la Naturaleza y los ahuyenta hacia sus "refugios" energéticos y a los juegos ópticos propios de su extraordinario poder para disimularse en los mismos Elementos en que habitan.
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