Insomnio :YOGA

1.-Arrime al rincón de la habitación una manta doblada o una alfombra mullida. Evite las almohadas porque son demasiado blandas.

2.-Entrelace los dedos, colóquelos en forma de copa sobre la alfombra o manta y ponga la cabeza en el hueco formado por las palmas, un par de centímetros por encima del nacimiento del pelo. No coloque la cabeza sobre los dedos o las palmas, error que comete mucha gente.

3.-Estire las piernas y dé unos cuantos pasos hacia la cabeza.

4.-Después levante una pierna tan alto como pueda y pida a quien le ayude que se la sostenga por el tobillo.

5.-Cuente hasta 3 y dé un pequeño salto, mientras su ayudante apoya la pierna que ha levantado contra una de las dos paredes que forman el rincón.

6.-La otra pierna seguirá a la primera espontáneamente. Su ayudante puede colocar suavemente las manos sobre sus piernas para que no caigan. ¡Y ya está!

Una vez que logra ponerse cabeza abajo con las dos piernas verticales apoyadas en las paredes es importante relajarse, porque si mantiene las piernas rígidas, el cuerpo tenso y la espalda arqueada, se sentirá tan incómodo que lo más conveniente será que vuelva a bajar las piernas.

Al principio no debe permanecer cabeza abajo más de 15 segundos, al cabo de los cuales bajará poco a poco, primero doblando las rodillas y después bajando los pies hasta que lleguen de nuevo al suelo. Recuerde que tiene que tener todo el tiempo los dedos de los pies invertidos, pues de lo contrario puede hacerse daño al tocar otra vez el suelo con ellos.

Otros beneficios

La parada de cabeza completa o vertical cabeza abajo actúa sobre la pituitaria, glándula que domina las funciones corporales, por lo además de combatir el insomnio también es ideal para quienes sufren de:

Fatiga o vitalidad disminuida,

Problemas circulatorios,

Asma,

Dolor de cabeza,

Garganta congestionada,

Trastornos hepáticos,

Desarreglos hormonales femeninos,

Miedo,

Nerviosismo,

Baja confianza en sí mismo.

No deben practicar esta postura quienes tienen:

Presión arterial alta o baja.

Palpitaciones.

Estreñimiento.

Otitis o catarros crónicos.

Trastorno de las glándulas pituiaria o tiroides.