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El terrorífico caso de la mujer violada por un espíritu Carla Moran

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Por las noches, la joven madre era visitada por una entidad que la sometía de forma violenta. Científicos y parapsicólogos dudaban de sus relatos hasta que pudieron presenciar como ella era atacada por un ser invisible. La mujer murió en 2006 sin saber que era lo que le ocurría.


Fotografía tomada a Carla Moran en su casa. Sobre ella, una extraña luz.
A quien no le ha pasado, a veces cuando nos encontramos solos en casa o en algún lugar, sentirnos como que “alguien” más está con nosotros, observándonos desde un rincón o a través de una ventana.

Como se dice, la imaginación nos puede jugar una mala pasada y hacernos ver o escuchar cosas que no existen. Pero, ¿Qué pasa cuando esas cosas dejan huellas físicas de su presencia? Y aún más terrorífico, si esa presencia que nos visitó, no puede ser vista.

La historia que hoy relatamos es la de una joven madre que junto a sus hijos vivieron un verdadero infierno, cuando ella, en carne propia, sufrió durante años, la agresión sexual de un ser que la visitaba por las noches y al que jamás pudo ver.

Todo comenzó cuando en 1974, el equipo de expertos del laboratorio de parapsicología perteneciente a la Universidad de California recibió la visita inesperada de una mujer de nombre Carla Moran, que le relató al doctor y director de dicho departamento, Barry E. Taff, que en su propio dormitorio una entidad invisible la violaba.

En ocasiones la agresión sexual era tan violenta que en su cuerpo aparecían visibles moretones y heridas, incluso en la zona genital. En un primer momento, el psiquiatra relacionó los supuestos ataques a un desorden mental de la mujer; pero en cuanto le mostró las heridas, el dictamen inicial tuvo que ser modificado.

En la época medieval estas presuntas agresiones sexuales por parte de entidades invisibles eran atribuidas a unos seres conocidos por el nombre de íncubos y súcubos, una especie de demonios que poseían principalmente a las mujeres. Por supuesto, en pleno siglo XX doctores como Barry E. Taff ya no creían en la existencia de íncubos y súcubos, sino que atribuían este tipo de fenómenos a desequilibrios mentales o a las capacidades desconocidas de nuestro cerebro. Sin embargo, lo que le ocurría a Carla Moran ponía en duda cualquiera de las dos teorías anteriores.

El caso captó la atención del doctor Taff, que decidió entrevistar de un modo más exhaustivo a la mujer, que vivía en la localidad de Culver, Los Angeles y era viuda. Posteriormente hizo lo propio con sus hijos y vecinos, quienes le confesaron que ellos también habían sido testigos de los fenómenos. Desde ese instante, al supuesto agresor invisible se le conoció por el nombre de “el ente” (Ser que tiene existencia real o imaginaria).

Los primeros estudios sobre la personalidad de Carla mostraron que gozaba de muy buena estabilidad emocional. Decidido a encontrar una explicación, el doctor Taff se puso en contacto con un hipnotizador, el señor Kerry Gaynor para que indagara en el subconsciente de Carla, con la esperanza de rescatar recuerdos que pudieran aportar alguna pista a los atraques.

Sin embargo, las sesiones hipnóticas no aportaron nada en claro.

Mientras tanto, las violentas manifestaciones del ente seguían produciéndose y la investigación se centró en averiguar cuál era la causa de las violaciones que sufría Carla. La mujer relataba que la presencia que la atacaba parecía tener la silueta de un hombre o algo parecido, pero también sentía como algún tipo de criaturas les sujetaban los brazos y piernas para poder ser ultrajada por la entidad.

Tras lo ocurrido, un equipo de médicos, con Taff y Gaynor al frente, decidió instalarse en el domicilio de la mujer y vigilarla las 24 horas.

En aquellos días los investigadores fueron testigos de la aparición de bolas luminosas, llegando incluso a obtener dos fotografías en las que aparecían reflejadas unas extrañas luces que rodeaban el cuerpo de Carla. Las imágenes dieron la vuelta al mundo, pero algunos investigadores escépticos aseguraron que no se trataba más que de inusuales reflejos en el cristal de la cámara.

En un primer momento, los investigadores habían atribuido los fenómenos a algún tipo de problema psíquico relacionado con trastornos del sueño, pues las agresiones siempre se producían mientras Carla dormía. Sin embargo, ante la espectacularidad de los hechos y su impotencia para hallar una solución, los psiquiatras comenzaron a tener en cuenta la posibilidad de la existencia de una entidad sobrenatural que atacaba a la mujer.

Ni psiquiatras ni exorcistas habían ofrecido una respuesta a Carla, que continuaba sufriendo las violaciones, que provocaron en la mujer tres embarazos psicológicos.

Ante el cariz que tomaban los hechos, la mujer aceptó trasladarse al laboratorio de la Universidad de California. Allí se le construyó una casa de cristal en la que vivió durante un tiempo, continuamente observada por cámaras y los doctores. La sorpresa llegó cuando una noche todos los presentes pudieron presenciar una de las agresiones.

El cuerpo de Carla se retorcía y se movía como si alguien la empujara y la sujetara al mismo tiempo, pero ninguna de las cámaras pudo captar nada extraño a su alrededor. A esta primera agresión le siguieron otras tantas, las cuales también pudieron contemplar los cada vez más asombrados especialistas.

Las agresiones sexuales continuaron produciéndose y Carla se trasladó a Texas con sus hijos con la esperanza de comenzar una nueva vida y dejar atrás a ese maléfico ser. Allí perdió el contacto con los investigadores que no pudieron darle ninguna solución a su calvario, pero no pudo librarse de su invisible atacante que volvió a abusar de ella. Pero un día inexplicablemente dejo de sufrir las agresiones y vivió tranquilamente hasta el 25 julio de 2006 cuando Carla Moran falleció de cáncer.

Su espeluznante caso trascendió al público gracias al libro que escribió Frank de Felitta, quien llegó a ser testigo de una de las agresiones sufridas por Carla. Posteriormente el libro se adaptó al cine con su mismo título “El ente” (1982) que fue todo un éxito de taquilla.

El caso de Carla Moran jamás puedo ser explicado, hasta el día de hoy, científicos, psicólogos y parapsicólogos discuten si lo que atormentaba a la mujer era producto de su psiquis o realmente era agredida por un espíritu maligno.

La polémica quedó abierta, Carla Moran se fue a la tumba sin saber quien era esa diabólica entidad, pero concedamos el beneficio de la duda a este caso, ya que ¿Quién no se sintió observado por las noches cuando nos hemos ido a descansar?
/www.diariojornada.com.ar/

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