Cómo curar con las manos

Hay dos categorías para agrupar a las enfermedades: las de carácter agudo y las crónicas. Las agudas son de corta duración y no reaccionan al tratamiento Reiki del mismo modo que las crónicas. Es que en estos casos siempre se manifiesta una crisis correspondiente al proceso fisico químico del organismo que anuncia la pronta curación.



En cambio en las enfermedades crónicas, esta crisis se manifiesta mucho más tarde. Por ejemplo una persona con artrosis que comienza a tratarse al principio se sentirá mejor. Luego de varias semanas de tratamiento continúa mejorando pero finalmente ocurre un desenlace donde se recrudecen los síntomas, es decir el dolor.

Esto significa que el cuerpo está eliminando los últimos vestigios de enfermedad gracias al proceso de desintoxicación y es entonces que el Reiki alcanza las capas profundas para disolver el mal.

No obstante, esto es muy desagradable, es saludable porque de este modo se obtiene la curación final, aunque este proceso no es obligatorio y a veces la curación se hace sin complicaciones.

Para un tratamiento se debe cubrir con ambas manos las orejas, que es una zona repleta de terminales nerviosas correspondientes a las diferentes partes del cuerpo.

Las otras zonas fundamentales son las rodillas, en esa zona la mayoría de las personas necesita mucha energía; los pies, otra zona en la que se refleja el resto del cuerpo, se deben cubrir por completo para promover un bienestar general; la zona del sacro íleo (cerca de las lumbares), donde se acumulan muchas tensiones, y se logra alivio solamente transmitiendo calor.