Varias familias mendocinas intercambian productos elaborados de manera agroecológica con otras familias del país
Published by Buscador under Consumir alimentos on 15:21
Mientras que el progreso en el campo muchas veces es sinónimo de tecnificación, riego por goteo y una lucha sin límites contra la maleza; un grupo de familias mendocinas aseguran que el éxito reside en "espiritualizar el trabajo de la tierra".
En parte, su planteo implica un volver a las raíces. Siembran "yuyos" en lugar de eliminarlos, hacen rotación de cultivos, crían animales de granja, elaboran el abono y remedios "homeopáticos" para curar las plantas y respetan los tiempos de siembra y cosecha que marca la astronomía.
Ellos dieron un paso más allá de la producción orgánica. Esta apuesta a la agroecología no sólo transformó sus campos, sino que les significó una manera distinta de ver y encarar la vida.
Es que la agricultura biodinámica, que fue desarrollada por el austríaco Rudolf Steiner, es una de las especialidades que nacen de la antropofísica, la cual busca espiritualizar el accionar del hombre.
Así como persiguen el equilibrio biológico en lo que producen, también lo pretenden llevar a su mesa.
Por eso, estos mendocinos han improvisado una especie de red de trueque con otras familias del país.
De esta manera, intercambiando sus alimentos con gente que trabaja de igual manera se aseguran que su dieta esté libre de contaminantes y procesos artificiales.
Daniel Lanthier y Estela Ríos encararon el desafío en su finca de Cruz de Piedra, Maipú, en febrero del 2007.
Aunque la transición demora cinco años porque implica modificar todo el ambiente, aseguran que ya están viendo los resultados.
"Tenía problemas de taladrillo, por lo que se me secaban de 100 a 150 almendros por año.
Ahora se mueren dos o tres y la producción ha aumentado exponencialmente porque la tierra está más fértil", señala Daniel, productor avícola de origen y ahora agricultor por elección.
"Este modo de pensar la agricultura está creciendo en el país, no sólo a nivel familiar, sino también comercial", apuntó Jorge García, un productor de Rivadavia que hace 15 años se dejó seducir por esta filosofía.
Así como ocurre con los productos orgánicos, existe una entidad (Demeter Internacional) que certifica los procesos de producción y elaboración biodinámicos.
Hay vinos mendocinos que hace años dieron el puntapié inicial en el país logrando esta certificación.
Algunos la tienen y otros la están tramitando, pero en esta comunidad de trueque pesa mucho más la confianza.
La mayoría de sus miembros se conoció compartiendo los cursos instructivos sobre Agricultura Biodinámica, que reúnen a familias de Chile, Argentina y Brasil.
Además, una vez al año hay un encuentro general donde intercambian semillas de todo tipo. Sucede que el convertirse en "cuidadores de semillas" es parte del desafío.
"Allí todos hablamos el mismo idioma", resume Daniel.
Con el tiempo y sin planearlo demasiado; el clan Lanthier se encontró enviando partidas de sus almendras, ciruelas en pasas, néctares de frutas y aceite de oliva a 'amigos' de distintos rincones del país.
A cambio, le llegan quesos y dulces de Guadalupe Norte, Santa Fe, donde sabe que las vacas son criadas con pastoreo rotativo, girasol, lino y hasta caña azucarera y son ordeñadas mientras escuchan música clásica.
De Buenos Aires -entre otras cosas- recibe fideos, avenas y harinas con total seguridad de que no responden a procesos transgénicos.
"Es bueno que la persona conozca el origen de lo que come, en algún momento se tiene que acortar la distancia entre el productor y consumidor.
No puede ser que el tomate tenga gusto a plástico o que la manzana no despida su aroma característico. Eso es señal de que algo está mal", advierte Estela.
Pese al avance de las plantaciones 'despersonalizadas', en serie y que destruyen el suelo; los Lanthier son optimistas. "La gente está tomando conciencia y hay una vuelta a lo natural", dijo.
Compromiso ecológico
El concepto de biodinámica que aplican en su finca proviene de los estudios de Rudolf Steiner, un especialista austríaco que sostenía que era necesario reconocer los principios básicos de la naturaleza, y a partir de allí, aplicar los métodos y técnicas racionalmente en la agricultura para que no se destruya al medio ambiente.
El compromiso de mantener fértil y sano al suelo no es una tarea fácil.
Los mismos productores elaboran los abonos y remedios que utilizan para curar las plantaciones.
Se trata de preparados ?homeopáticos', compuestos por sustancias naturales.
Por ejemplo, en lugar de quemar combustible, combaten las heladas con un preparado a base de sílice y valeriana.
Sus experiencias muestran que se puede aumentar y mejorar la producción sin recurrir a fertilizantes ni procesos de modificación genética. "Todo debe interactuar en este ambiente.
Sembramos ?yuyos' con ciertos propósitos, los árboles cumplen una función, ahora debemos incluir a los animales de granja", cuenta Estela.
Entre los requisitos que se exigen para lograr la certificación está la rotación de cultivos, el que la finca tenga cercos biológicos y que se respete el calendario para aplicar las prácticas biodinámicas (día de la hoja, del fruto, de la raíz, etc.).
"Las condiciones astronómicas influyen en el crecimiento de la planta", apuntó Daniel, quien pudo comprobar cómo cambia el gusto de los dulces y néctares cuando el fruto es cosechado en el momento justo.
0 comentarios :
Publicar un comentario