José Manuel Frías ha recopilado en un libro casos ocurridos en Extremadura, relacionados con lo paranomal
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Ha querido acercarse al misterio como un periodista, desapasionadamente, con el mismo interés en captar la realidad que el del cronista que llega para narrar un partido de fútbol o una corrida de toros. El malagueño José Manuel Frías acaba de publicar en la editorial Almuzara 'Extremadura misteriosa', una «guía secreta» de nuestra región en la que se recogen 50 relatos relacionados con lo paranormal, lo fantasmagórico y todo ese conjunto de leyendas y mitos que acompañan la historia de una sociedad.
Este libro se va a presentar esta tarde en El Corte Inglés de Badajoz con la asistencia del autor y del propio editor, Manuel Pimentel, que fue ministro de Trabajo en uno de los gabinetes de José María Aznar y dimitió antes de acabar su mandato.
José Manuel Frías ha colaborado en diversos programas televisivos y ha trabajado como reportero, guionista y copresentador del programa 'Tierra de Nadie', de Canal Sur Televisión.
Es corresponsal de los programas 'Milenio 3' (Cadena Ser), 'Espacio en Blanco' (RNE) y 'Luces en la Oscuridad' (Punto Radio). También dirige y presenta el espacio 'Extremadura Insólita', de Canal Extremadura TV.
Veracidad
La obra que se presenta esta tarde es un trasunto literario de este espacio de investigación sobre misterio que José Manuel Frías mantiene en Canal Extremadura.
Es por tanto un ejercicio más exigente sobre el material que maneja para su programa, ya que le obliga «a ofrecer más documentación, más testimonios y a ser un poco más crítico».
De todas formas, su postura frente a estos fenómenos misteriosos «es casi antropológica y profundiza en historias que son muy antiguas y en las que creían nuestros ancestros».
«Hay veces que no puedes demostrar la veracidad de una historia porque no hay testigos y han pasado cientos de años -dice-.
Algunas de ellas casi se remontan a la Prehistoria».
En estos casos, Frías se limita a realizar una especie de crónica de las creencias de la época porque «desde el punto de vista sociológico y antropológico merece la pena dejar por escrito en qué creían aquellos hombres».
El autor del libro tiene sus preferencias respecto a las historias extremeñas que ha tratado en cada uno de los subgéneros del misterio.
En lo que respecta al apartado museos y casas encantadas, se muestra muy interesado en el caso de las supuestas apariciones de un fantasma femenino en el Museo Árabe de Cáceres.
Dice que hay multitud de turistas e investigadores que han visitado el lugar y afirman haber captado rastros del torturado fantasma.
También reconoce su debilidad por el caso de otro fantasma alojado en la antigua Escuela de Teatro de Olivenza, «donde profesores y trabajadores han podido percibir figuras espectrales de personas ataviadas como si estuvieran enfermas o moribundos paseando por los pasillos, han escuchado voces de niños gritando e, incluso, un grupo de alumnos que estaba ensayando en la Capilla, escuchó la voz de una soprano que surgió en la tarde y el sonido de un órgano de tubo».
Las Hurdes
Para hablar de ovnis y aparecidos prefiere afincarse en Las Hurdes del pasado, donde hay toda una tradición de seres identificados con lo diabólico.
Y luego le atrae mucho también el caso 'del milagro del arroz de Olivenza', el único milagro de multiplicación de alimentos reconocido por la Iglesia después del famoso episodio de los panes y los peces de la Biblia.
«Dos mil años después, la única historia relacionada con alimentos y recogida por la iglesia ocurre en este pueblecito de Badajoz», dice.
En otro orden de cosas, le guarda un cariño especial al convento de El Palancar de Pedroso de Acim, al que considera «un lugar de culto que merece la pena visitar».
El libro es una secuela de la primera temporada del programa televisivo que José Manuel Frías mantiene en la televisión regional.
Ya ha comenzado la segunda temporada y, de hecho, Frías y sus editores tienen previsto un nuevo volumen sobre sus misterios que se publicaría en otoño del año próximo.
Para realizar sus reportajes, el autor prefiere no mostrarse ni muy crédulo ni muy escéptico, sino objetivo, contando lo que creían nuestros antepasados o relatando los testimonio obtenidos; aunque reconoce que, de vez en cuando, se le escapa la idea personal que le sugieren algunos de los casos.
«Pero -insiste- hay que dejar que sea el lector el que llegue a sus propias conclusiones. Siempre he pensado desde el punto de vista periodístico que a la gente no hay que darle la comida masticada, porque cada uno debe creer lo que quiera o no creer aquello que le parezca irreal».
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