"Las hierbas de San Xoán son un ritual de belleza y medicinal"

Amancio Castro (Pontevedra, 1947) es profesor de Ciencias Naturais e Educación Ambiental. Mañana disertará en As Grades-Tomeza, sobre la elaboración del llamado "cacho" con las hierbas de San Juan, un ritual de buena suerte que los gallegos repiten desde hace milenios en el equinocio de verano.


SUSANA REGUEIRA - PONTEVEDRA Recopilar toda la tradición curativa, ambiental y mágica ligada a las hierbas de San Juan, sus propiedades y rituales en el valle del río Gafos es el objetivo del programa que desarrolla la asociación Vaipolorío. Desde hace tres años, cada mes de junio reúne a vecinos de la comarca para que cuenten al público qué tradiciones domésticas ligadas al equinocio de verano mantenían en sus respectivas aldeas. Mañana le tocará el turno a las señoras Aurea Suárez Pastoriza y Cipriana Carabelos Fartos, vecinas del lugar de Armada, en Salcedo, que explicarán qué hierbas buscaban desde niñas para este ritual que tiene mucho que ver con la buena suerte, la purificación y la limpieza de la piel. También intervendrá en la jornada el profesor Amancio Castro, un especialista en las hierbas y sortilegios que usan los gallegos desde la antigüedad. Como todos, no quiere ser un escéptico sistemático, por si le pasa lo que al escritor: que siendo escéptico sistemático no se es ya ninguna otra cosa, ni siquiera el escéptico sistemático.

—¿A qué llamamos cacho de San Xoán?

—Denominamos así a una especie de recipiente con agua, preferiblemente según la tradición agua de siete fuentes, a la que se van añadiendo plantas, las plantas de San Xoán, que son especies típicas que se seleccionan en cada casa, de modo que no es la misma selección en un lugar u otro. Y con todo ello se prepara lo que llamamos el cacho, que ha de situarse en el exterior para que le de el rocío de la noche.

—¿Es un ritual de belleza, de suerte?

—De belleza y también medicinal y de purificación: se considera que es positivo para quitar el mal de ojo, que ahuyenta la mala suerte, todo ese tipo de tradiciones ligadas a la noche de San Xoán, a las meigas y toda esa tradición.

—¿Qué propiedades medicinales se le atribuyen?

—Se usan para contusiones, también para preparar un ahumado, que es para la purificación y ahí está toda la tradición ligada al fuego de San Xoán, a la purificación mediante el fuego, uno de los grandes rituales de este época y el ejemplo prototípico son las hogueras, aunque en este caso al cacho se lo veía sobre todo desde una perspectiva medicinal, para ayudar a la piel.

—Vaipolorío recupera las tradiciones ligadas a este ritual…

—Nosotros lo que vamos haciendo es que cada año seleccionamos a señoras de algún lugar de la zona del río de Os Gafos, la idea es reflejar un poco la tradición en todo este valle y lo que constatamos es que coinciden bastante las hierbas que seleccionan pero varían de una casa a otra.

—¿Desde cuándo se utilizan estas hierbas en la cultura gallega?

—La tradición de las hierbas de San Xoán, de sus remedios y rituales, es incluso prerromana, se pierde un poco de dónde procede aunque está constatado que se intentó cristianizar, hay datos incluso de cuándo se empezaron a perseguir estas prácticas, pero siempre se mantuvo en la cultura gallega ese trasfondo, de modo que se cristianizó mediante San Xoán como se pudo escoger a San Silvestre o a San Lázaro, con unas connotaciones parecidas aunque en este último caso para los leprosos, pero los remedios y todas las tradiciones ligadas a las hierbas son muy anteriores en nuestra cultura.

—¿Cuáles son las hierbas más utilizadas?

—Se utilizan diversas plantas en toda Galicia pero quizás aquí las más usadas son la Hierba Luisa, también una especie de tomillo rastrero que hay en el monte, tipos de malvas… En general varían pero en breve vamos a tener una breve estadística de las más utilizadas en la zona porque se repiten bastante.

—¿Qué otros rituales se asocian al cacho?

—Estas plantas, una vez que se lavaban, podían ser víctimas de una serie de trasnadas, travesuras que podían arruinar el cacho, así es que había que ponerlo a buen recaudo, a salvo para que no sufriese esas travesuras por otra parte muy inocentes.

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